domingo, 27 de agosto de 2017

BROTARON PÁJAROS DE LA ALAMBRADA





Aun en los momentos más difíciles, los lugares más inhóspitos y los objetos más punzantes pueden aflorar instantes asombrosos, territorios amables y cosas que nos ayudan a ser felices. La fuerza de la imagen me lleva a saborear el valor de las palabras y descubrir el poder de la imaginación.
No hay más remedio que aceptar que de los momentos más difíciles se puede salir siempre que se tenga entereza y visión de futuro para saber que todo pasa, lo bueno y lo malo, y que incluso lo peor tiene sus plazos, por lo que habrá que saber gestionar esos momentos poniéndoles un poco más de aguante y no poca paciencia, conscientes de que más pronto que tarde llegarán dulces amaneceres. Lo han hecho otros muchos que han ido delante de nosotros. ¿Por qué vamos a ser menos? Todos tenemos en nuestras mochilas experiencias que podrían salir gritando, o al menos susurrando, por todos los rincones del mundo. Me ha pasado, te ha sucedido, y si echas la vista atrás te encontrarás con lo que digo.
En la biografía de cada cual hay paisajes desérticos, inhóspitos, dignos del mejor olvido, pero también los hay que nos reconcilian con lo más bello y apacible del mundo a nuestro alcance para disfrutarlo y gozarlo hasta el fondo. Esa noche estrellada de la niñez, aquella noche fugaz, pero apasionada de tu juventud, aquella playa que se quedó para siempre en la retina, todos los rincones más ocultos y secretos de tu biografía.
Como los cientos de objetos, cachivaches, cosas... que nos rodean y que nos estorban o nos disipan o nos ciegan o nos hacen sus esclavos, pero también otros muchos, de número incalculable que nos hacen la vida más fácil, mucho más agradable y que se pegan a nuestra vida como lapas agradablemente inseparables sin los cuales no seríamos nosotros, porque ellos forman parte de nuestras vidas.
Cómo se agradece que alguien tenga una imaginación tan potente como para saber sacar de una verja que separa, agrede y pone muros que estrechan el ámbito del nosotros, nada menos que pájaros que libremente surcan los cielos y los espacios de la libertad.
Qué bien les sienta al cuerpo y al espíritu, o si prefieres la mente,  saber sacar lo mejor de los malos momentos, aunque sea solo en el territorio de la espera, del paisaje más muerto y aséptico la mejor de las cosechas y de todo cuanto nos rodea aquello que nos aúpa, quita peso muerto y alarga nuestra estatura. Qué bien le sienta a la libertad ejercer de lo propio y salir de todos los atolladeros y de todas las prisiones.


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