lunes, 22 de mayo de 2017

ARDE EL MUNDO Y MIRAMOS PARA OTRO LADO


“Nunca se reprochará bastante a este Gobierno y a los principales partidos de oposición que hayan hecho frente a uno de los momentos más delicados en la historia de la UE y de EE.UU., y por consiguiente, del mundo, sumidos en una visión miserable de la posición de España o en peleas internas que tratan del minúsculo poder de unos pocos en sus pocas y pequeñas organizaciones..., no estamos ante historias de familia, sino de humanidad, de paz y de guerra, de derechos humanos y del futuro de varias generaciones a las que se dibuja el porvenir sin escucharles siquiera”, escribía, hace unos domingos, Soledad Gallego Díaz. Debería seguir alargando la cita hasta el final del artículo porque, como siempre, esta mujer está sembrada, tanto en la radio como en la prensa. Va pasando revista la periodista a la situación actual de la política y a ese clima además de irrespirable, escandaloso y vomitivo, porque en lugar de de estar centrados en la tarea más sublime de gestionar los asuntos de la cosa pública de forma inteligente, decorosa y justa están por el contrario a sus peleas de patio de mala vecindad, de intereses bastardos, llevándoselo crudo a casa como se va sabiendo tras investigación, imputación y sentencia judicial. Se les ve buscar con uñas y dientes el asiento, y una vez conseguido, no hay forma de dejarlo. ¡Hala, 20, 30 años, y hasta toda la vida en el cargo! Un exceso a todas luces insoportable.
Asusta pensar en manos de quiénes estamos: tanto aquí como allá, enzarzados en peleas callejeras unos, callados otros, ellos que tanto hablan, cuando habría materia que denunciar, reivindicar, sostener, aunque no sea políticamente correcto, porque es sencillamente tema de decencia y responsabilidad pública.
Unos siguen votando a los de siempre, para qué cambiar, piensan y actúan, aunque estén chamuscados por los cuatro costados. Otros, hartos de todo, pasan y no votan, para qué si da lo mismo, dicen. Algunos te miran con indiferencia y cierta frialdad si todavía manifiestas interés en poner orden en la cabeza, intentar, por ejemplo, buscar lo menos malo y apostar por ello, porque te niegas a pensar que todos son la misma cosa, hay quienes banalizan lo que debe condenarse sin ambages puesto que sus antecesores han cometido las mayores barbaries de la historia y no tiene sentido ponerse de perfil ante ello y defender que da igual uno que ochenta. Es algo que me repugna, nos repugna a muchos.
Cuando arde el mundo solo queda arremangarse y acudir a apagar el fuego. Lo demás es cantar nanas para que duerman las doncellas, las piedras o los monstruos. Como cuando el mediterráneo se convierte en un cementerio con los restos de quienes huyen de guerras y de hambrunas y los países ¿civilizados? miran para otro lado y se desentienden.
Cuando arde el mundo es obsceno mirar para otro lado. Me vienen a la memoria los versos prodigiosos de Antonio Colinas como una lectura en paralelo: “Hace demasiado frío / esta tarde en el mundo. / Pero abro la puerta a mi perro / y con él entra en casa calor, / entra la humanidad”.
Nota no tan al margen: Felicito a Pedro Sánchez por su victoria clara y contundente y a Patxi López por saber estar. Susana Díaz no ha sabido perder. Lástima. Y en estas, Mariano Rajoy felicitó al Real Madrid: ¡Viva el vino y el fútbol!

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