lunes, 10 de abril de 2017

LA NIÑA DE LA BOLSA-GLOBO


No tiene donde caerse muerta, la pobre, pero le sobra imaginación para encaramarse al final de la torre de un castillo derruido, y volar tan alto-tan alto de poder alcanzar sus sueños más preciados. Ha hecho su globo de una bolsa de basura, se ha puesto a soñar y se le ha llenado el corazón de mariposas traviesas y jilgueros cantores. Y ha tenido mil sueños, aun estando bien despierta, mientras subía hacia el inmenso azul y paseaba de nube en nube emocionada: La primera lágrima en salir ha sido cuando ha visto a su madre resplandeciente como no la había vuelto a ver desde que en uno de los muchos bombardeos cayera destrozada hasta lo irreconocible; pero se ha serenado cuando desde lejos ha visto venir a su padre silbando la nana con la que tantas noches le susurraba para que el sueño le viniera pronto; y los juegos interminables en la calle con sus amigas; y la palabra que más le había hecho feliz, dicha por aquel niño de pelo alborotado al pasar cerca de ella una tarde de frío y lluvia: “guapa”, aquella palabra que no ha olvidado y se ha quedado a vivir a su lado; y la sopa de leche que comía en casa de los abuelos; y los helados de nata y fresa de algún domingo; y el primer cuaderno de comienzo de curso que ocupó la primera tarde todas las páginas con palabras y dibujos de corrido, pero que día a día volverían como pájaros a su nido chiquito; y aquel deseo, acaso el más grande de todos, de llegar a ser algún día como su prima, la famosa bailarina...
Permíteme, niña de globo y miel, que te susurre al oído, como lo haría tu padre:
Niña de viento
libre,
sube cada tarde,
con tu globo,
donde los sueños
se visten
de fiesta,
donde el aire
abre la puerta
de todos
los misterios
y el azul,
da paso
a todos los colores.
Niña de fuego
y fresa,
sube cada tarde
antes de que lleguen
el huracán
y los miedos
de la noche,
y ojalá
que muchos
sigamos
los pasos
de tu ascensión
y aprendamos,
como tú,
a volar
entre las estrellas.
Niña de nieve
dulce,
sube cada tarde
y déjanos
estar
a la sombra
de tu falda
y bajo
la luz
de tu mirada.

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