lunes, 2 de enero de 2017

NO TE PIERDAS EL AHORA


 Ahora que tienes tiempo porque todavía tienes todo el tiempo del mundo por delante, y un año nuevo recién estrenado, deja la cámara del móvil descansando, incluido el móvil, por favor, y disfruta de lo que tienes delante, como si fuera la primera vez o la última. ¿Para qué más fotos si ya no sabes qué hacer con tantas?
Saborea el momento, paladea mejor, admira, celebra;
deja que las cosas te canten, te cuenten, te asombren, (decíamos ayer);
no pienses si estás viendo algo hermoso, pon a punto los sentidos y déjate llevar, haz caso a Pessoa: “Lo esencial es saber ver, / saber ver sin estar pensando, / saber ver cuando se ve / y no pensar cuando se ve”;
descansa, hazte amigo por unos instantes de la inactividad y hasta de la ociosidad, del dejar de hacer: detén la respiración y enseguida inspira y espira varias veces de forma lenta, muy lenta, ¿para qué tanto correr si vas a llegar al mismo sitio en el que ya estás?
... Estás todavía en la cama y te acabas de despertar, pero como es fiesta o ya no tienes que fichar en ningún sitio, te quedas unos minutos más, solo unos minutos, agradeces a quien inventó uno de los objetos más increíbles como la cama y unas sábanas limpias y disfrutas, cerrando los ojos para sentir más, de uno de los momentos más inefables;
te preparas el desayuno, pero no se te ocurre pasar de largo por el olor embriagador del café que inunda la cocina y el olor cálido de las tostadas que se meten hacia tus adentros: saboreas, degustas la fruta, el café recién hecho, el pan tostado con mermelada..., y escuchas las noticias de la radio o la tertulia siempre que sea lúcida, plural y respetuosa con quien piensa de forma diferente;
sales a la calle y tratas de fijarte en lo que nunca te fijas porque vas demasiado a lo tuyo que, muchas veces, ni siquiera es tuyo, porque vas atolondrado y a toda pastilla, y ya es de nadie;
la casita humilde conviviendo con la torre orgullosa de serlo, la tienda de todo a cien y el bar de la esquina, la iglesia moderna sin estilo alguno para así no poder vanagloriarse, ni pasar a la historia, ay, pero que te lleva en volandas a aquella joya del románico lombardo catalán que se quedó para siempre en la retina cuando ibas de romería a Urueña el día de la Anunciada;
mientras caminas intentas no olvidar que lo que no hagas por el otro, por los otros, quedará sin hacer y perdido en el mundo de la nada;
y cuando llegas a casa no te apresuras a poner la tele, se repite mucho, así que más tarde o mañana o pasado mañana te lo encontrarás exactamente igual, y haces muy bien en ponerte a leer, escoges un libro que ya leíste hace tiempo y te dejó huella o muy buen regusto: releer, efectivamente, para profundizar, no quedarte solamente con el chismorreo de la historia que ya sabes, sino con el meollo y el buen ritmo de la prosa exquisita y bien orquestada, y no permites que se vaya el día sin echarle una sonrisa y un beso a los que tienes en casa;
te vas a la cama y dejas de preocuparte de cuanto aconteció que ya no tiene vuelta de hoja, o de lo que pueda suceder, y te da tiempo a recordar lo que leíste por la mañana en la prensa que te sorprendió profundamente: “Incluso si supiera que mañana va a llegar el fin del mundo, plantaría hoy un manzano”, que dijera, poco antes de morir, Lutero, a quien el famoso teólogo católico Congar lo consideraba “uno de los mayores genios religiosos de la historia”. ¡Qué distinto de lo que intentaba enseñar aquel profesor de historia de la Iglesia en tus años de juventud y seminario!
Así que felices sueños y si llegan no te los pierdas.

2 comentarios:

Carmen Cubillo dijo...

Tienes razón, el tiempo se nos va sin darnos cuenta. Feliz Año.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias, Carmen, Feliz Año, un abrazo