FASCINANTE CRUCE DE MIRADAS

Humphrey Bogart y Lauren Bacall
Esas dos miradas detienen la marcha de los astros y hablan desde el silencio más elocuente:
- ¿Me das fuego?
- Fuego el de tus ojos
- Pero, ¿me das fuego?
- ¿Acaso no es fuego mi mirada?
- Por eso te lo digo.
- Pero yo quiero que lo enciendas tú y compartas el cigarrillo.
- Eso pensaba hacer antes de mirarme así.
- Haz lo que quieras, pero no apagues nunca esa mirada tuya.
- Nunca lo haré aunque la tuya se vaya al final del mundo.
- ¿Me estás pidiendo lo de siempre?
- Sí, y hasta después de muerto.
- ¿Eso se lo dirás a todas?
- Puede que sea esa mi debilidad o mi fortaleza, aunque ésta no es comparable a ninguna y por nada del mundo la cambiaría.
- Pero yo lo quiero todo para mí.
- Ya te lo estoy dando.
- Pero, ¿qué ves en mis ojos?
- Una preciosa sirena
- ¿Y tú en los míos?
- El príncipe azul de mis mejores sueños
- Pues sellemos un pacto: Te doy fuego a cambio de que fumemos el cigarro a medias.
- Firmado, ojalá nuestro tiempo nunca se apague y al final de nuestros días alguien recoja la ceniza y la lance a las aguas del mar para seguir juntos en su eternidad.
- ¿Sabes que me estoy enamorando perdidamente de ti?
- Lo sabía, porque a mí me está pasando lo mismo.
- “¿Cómo pude tardar tanto en darme cuenta de que me querías?
- ¿Cómo pude tardar tanto en darme cuenta de que yo te quería?”. (1)
- ¿Lo notabas en la forma de mirar?
- Claro, porque yo estaba haciendo lo mismo respondiendo a tu mirada.
- Anda, enciende y fumemos el cigarro del más bello amor.
- Anda, por favor, enciéndelo tú.

Nota no tan al margen: Pero mejor será quedarnos a solas con ese fascinante cruce de miradas y que digan las palabras lo que quieran.
(1) He querido añadir esta cita, cuando ya, hace días, había terminado este artículo, aprovechando que estoy leyendo la inmensa novela de Roberto Bolaño, “2666” y que me pareció venía al pelo. Es el diálogo de dos de los cuatro profesores de literatura: la inglesa Liz Norton y el italiano Piero Morini.