martes, 18 de octubre de 2016

PATRIA, DE FERNANDO ARAMBURU


He comenzado a leer la novela de Fernando Aramburu, “Patria” y, a pesar de que me ha enganchado desde el primer capítulo, tiene 125 capítulos y cada uno de ellos entre cuatro y seis páginas y un total de 646, no quiero darme un atracón, porque no es mi forma de leer, prefiero darle tiempo a que su lluvia empape mi terreno y como me ha encandilado trataré de estar a gusto con ella de la forma más lenta y activa posible para degustarla mejor. Llevo leídas con enorme satisfacción 204 páginas y me da que estoy asistiendo al relato que desde hace tiempo mucha gente, entre la que me incluyo, pedía un relato para esta tragedia de casi medio siglo de duración dedicado de forma especial a las víctimas, familiares y amigos y a quienes se solidarizan con todos ellos. Y se va agrandado tanto la calidad del estilo como toda su estructura. Tanto me ha fascinado que en pocos días he llegado al final y hubiera deseado que llegara mucho más tarde.
Arranca la novela el día que ETA anuncia el abandono de las armas y una de las protagonistas de la historia se dirige al cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por los terroristas. Toda ella es la vida de dos familias vascas muy amigas, pero que terminan siendo enemigas mortales ante la duda, primero, y la certeza después de que un hijo de una de las familias, miembro de ETA ha podido ser el asesino.
Aunque me encuentro más a gusto con la novela de párrafo largo y oraciones subordinadas, estoy encantado de encontrar en esta todo lo contrario: frases cortas y hasta recortadas, que el lector con facilidad puede terminar, un estilo directo, rápido, tan pegado a la tierra que utiliza con frecuencia el vocabulario euskera más al uso con un breve diccionario al final del libro para facilitar el conocimiento al lector, y hasta el uso incorrecto propio de la zona de algunos usos de los verbos, el condicional -si vendría, en lugar de si viniera o viniese-, y un ir y venir del presente al pasado que le da un dinamismo acertado a la narración.
Impresionan el fuerte humanismo hasta con la tierra y sus frutos: “Más tarde, en el trayecto a su casa, posó una mano en el tronco áspero de un árbol y dijo para sí: gracias por tu humanidad. Lo posó después en la pared de un edificio y repitió la frase”; la dureza y la llamada a la venganza: “Lo único para lo que yo quiero que haya infierno, para que los asesinos continúen cumpliendo allí su condena eterna”; el humor en las peores situaciones y el deseo de pasar por encima del odio, de Arantcha, desde su silla de ruedas a causa de un ictus, a Xavier, hijo de la otra familia: “Si te da un ictus nos casamos”; las actitudes dispares de buscar el encuentro: “He decidido que sí, que en cuanto sea posible acudiré a un encuentro restaurativo en le cárcel”, Nerea la hija del padre asesinado, y la de Bittori, su madre que sigue sin cerrar el duelo: “Me han hecho tanto daño que no me pueden cerrar ninguna herida. Todo mi cuerpo es una herida”. Y la mediación necesaria, costosa y eficaz de Arantxa, la hermana del asesino etarra, entre éste y Bittori, la mujer del asesinado: “Durante largos años él había oscurecido su verdad íntima. ¿Y cuál era esa verdad? Cuál iba a ser. Pues que había hecho daño y había matado”. Y en una carta, al final: “Os pido perdón a ti y a tus hijos. Lo siento mucho. Si “podría” dar marcha atrás al tiempo, o haría. No puedo. Lo siento. Ojalá me perdones”, que tanto ansiaba Bittori para quedar en paz.
Y como esencia del relato la imposibilidad de olvidar, pero al lado, la necesidad de perdón, más los trozos de vida de nueve personajes en un espacio físico que les ha tocado en suerte como ha dicho el propio autor.
A estas alturas ya nadie duda del puesto sobresaliente que ocupa este autor en la literatura actual y la categoría de esta gran novela. Libros como éste no solo son recomendables, son necesarios, casi imprescindibles. Desde Alemania, en donde vive este autor vasco, se ha adelantado y ha escrito el relato necesario.

1 comentario:

Carmen Cubillo dijo...

La lectura de tú artículo, impulsa a la lectura del texto.