jueves, 20 de octubre de 2016

MIRADAS


¿A quién espera esa mujer? No le cabe la belleza en el cuerpo y no las tiene todas consigo. Así es la vida de generosa y de desafortunada tantas veces. Pero ¿espera algo? O más bien ya no ansía nada, por ahora, porque se le ha ido, sin decir apenas nada, quien más quería.
Es la Belle Époque con aires evanescentes y sutiles que huye por las entretelas del viento. Y uno que no quisiera ser más que un buen caballero, qué menos, daría todo el oro del mundo y algo más por esos ojos y esa mirada que “te mira”, como lo hacen las fotografías de Cristina García Rodero como bien dice de ellas Manuel Rivas. Nos miran y de alguna forma nos desasosiegan porque nos dicen y nos interpelan y esconden acaso para nosotros alguna historia a punto de revelar.
Por ejemplo, ésta: quédate ahí, eso mismo dice su mirada, dame tu mano y hasta tu aliento para poder levantarme y subir hasta la cima que me espera siempre a pesar de todos los males, fracasos y desventuras. Porque mi espíritu ha quedado lisiado y en tal mal estado que me va a costar salir de esta cárcel si alguien no me ayuda. ¿Y quién sabe si por darme hoy tu apoyo mañana te doy todo mi amor a cambio de que me des un poco del tuyo. No te pediré más. Aunque habrá que esperar ¿quién sabe los caminos que recorreremos por separado o como el mar y sus olas, juntos y enloquecidos por la furia de la espuma?
Eso... o solo fue un fugaz pensamiento y un sueño imposible y esfumado, aunque en su leve existencia ya fue posible una celebración merecida.
De todos modos, sigue ahí, bella mujer, donde quedó varado el tiempo, amarrado a las rocas del papel fotográfico y del recuerdo. Siempre habrá muchos que hubieran recorrido todos los rincones de la tierra por verte, conocerte y enamorarse. Será un alivio para tu pena, y un aliciente para seguir entre los vivos y tantos sentimentales admiradores

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