viernes, 26 de agosto de 2016

COMO DOS GOTAS DE AGUA: FALSO



“Nada sucede dos veces
y es lo que determina
que nazcamos sin destreza
y muramos sin rutina.
Ningún día se repite
ni dos noches son iguales
ni dos besos parecidos
ni dos citas similares.
Entre sonrisas y abrazos
verás que la paz se fragua
aunque seamos distintos
cual son dos gotas de agua”.
Wislawa Szymborska

Este bellísimo poema me lleva en volandas a pensar en nuestra personalidad: variable como los días y las noches y multicolor como el arco-ris. ¡Cómo vamos a no ser distintos, dispares y disparatados si dos gotas de agua no son nada iguales! Cada día te levantas de un humor distinto, bonachón unos, gruñón otros, con ganas de comerte el mundo los sábados y con una cara de perro los lunes que asustas al lucero del alba.
Con tus padres eres de una forma totalmente diferente que con los abuelos y los hermanos, y con cada grupo de amigos aflora una personalidad muy desigual: con unos das la imagen de líder, dicharachero, el primero de la fila y un poco aventurero, mientras que con otros eres más reservado, mucho más paciente y callado y un poco del montón.
Se dice a veces que hay hermanos tan iguales como dos gotas de agua y en realidad son tan dispares como dos gotas de agua e infinitamente más por su mayor complejidad. Un estudio de la Universidad Aix-Marseille en Marsella (Francia), publicado en la revista Nature Physics, ha revelado que la variedad de tamaño (no hay dos gotas iguales) está causada por la fragmentación de las gotas de lluvia de forma individual.
Somos el agua del río del Heráclito que no se detiene y fluye distinta y cambiante constantemente, a veces destruye cuanto pasa a su lado o es mansa, fecunda y relajante, otras; azul como el azul del cielo o gris-ocre-amarillo-rojo-marrón sucio como el barro: “Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río”.
Es así, porque nada sucede dos veces, ningún día se repite
ni dos noches son iguales, tras de cada beso hay un mundo que, si sabes descifrar, te llevará a la niña y joven que fue y a la mujer que está siendo con sueños y proyectos de futuro, con lo que ese beso encierra mil colores y sabores cada momento del día y no digamos si es de noche.
Me he cansado de decir y repetir hasta aburrir que no es verdad que no haya nuevo bajo el sol y que cada mañana y cada atardecer pueden ser nuevos y a punto siempre de estrenar. Es una de las grandezas del ser humano con su faceta más estimulante y rica: la creatividad. Y si dudas aún, compara el mundo del paleolítico con el actual.
Sostiene Mircea Cartarescu, actual escritor rumano, que “está orgulloso de ser hombre porque es también bestia; de ser varón porque es también mujer; de ser griego porque el bárbaro que hay en él está rebosante de vida; de ser europeo, que no significa ser mejor, sino ser complejo, lleno de contradicciones pero capaz de reconocerlas”. Pues eso.
Pero como yo he vagado acaso sin mucho rumbo y, desde luego, sin la originalidad y profundidad de la poeta polaca me parece elemental volver al poema y dejarnos llevar de los versos donde quiera que nos lleve como el buen viento y quedarnos con su luminosidad entre los labios y los rincones de la memoria:

“Nada sucede dos veces
y es lo que determina
que nazcamos sin destreza
y muramos sin rutina.
Ningún día se repite
ni dos noches son iguales
ni dos besos parecidos
ni dos citas similares.
Entre sonrisas y abrazos
verás que la paz se fragua
aunque seamos distintos
cual son dos gotas de agua”.
Wislawa Szymborska
Ya ves: Falso el primer término de la comparación y falso el segundo.

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