martes, 30 de agosto de 2016

10 PREGUNTAS QUE MUCHOS NOS HACEMOS


• ¿Por qué callan los dioses, por mucho que el filósofo Ralph Waldo Emerson llamara a su silencio “el susurro de los dioses”?
• Y, ¿cómo pueden dormir cuando estalla el mundo en mil pedazos por tanto tsunami y tanta masacre terrorista sin olvidar los genocidios de todo pelaje y condición y los malos tratos a esa mujer inocente y a esos hijos benditos?
• ¿Cómo pueden extasiarse ante las cosas bellas por ellos creadas, si eso es verdad, y permitir la fealdad de las rosas muertas?
• Y, ¿por qué se parecen tanto sus religiones en lo bueno y en lo perverso?
• ¿Cómo entender de tejas abajo, que es nuestro humilde ámbito de conocimiento, la trascendencia de los altos cielos y otra vida con huríes o sin ellas?
• ¿Cómo comprender que por un pecado mortal, de cualquier índole y miramiento, la humanidad entera se pudra en los infiernos por toda la eternidad?
• Porque... ¿quién entiende que por un acto de desobediencia, allá en el paraíso, -qué acto, qué paraíso- todos los humanos e inhumanos necesiten un Redentor muerto en la cruz para pagar la deuda o limpiar la culpa –qué deuda, qué culpa?
• ¿Por qué nos hicieron comulgar con ruedas de molino cuando nuestras mentes, a punto de haber estrenado el uso de la razón, eran tan frágiles?
• Y... ¿por qué, te lo diré con mi admirado León Felipe, nos han contado tantos cuentos y nos han dormido con todos los cuentos?
• ¿No tendríamos que decir con el poeta: “No me contéis más cuentos”?
Si tienes la respuesta, dínosla, por favor. Y de paso, perdón a los más creyentes de la tribu, si se han sentido molestados, a quienes respeto profundamente en sus creencias.