viernes, 3 de junio de 2016

SE ASUSTÓ AL VERSE BAJO LAS AGUAS



Se miró con cierta parsimonia y detenimiento y cuando se vio desde los pies a la cabeza, nadie sabe qué pasó por su mente, huyó despavorido sin darse cuenta de que había dejado las zapatillas al borde de las aguas
Y cuando se acercaron los primeros merodeadores ninguno de ellos supo dar razón de lo que estaba viendo y se preguntaba:
¿Cómo es posible un hombre atado a unas zapatillas que no lleva puestas?
Y ¿cómo unas zapatillas a orillas del mar están sustentando a un hombre por debajo de las aguas?
¿Es todo realidad y solo ella es?
¿Siempre va más allá la ficción de forma que llega a ser capaz de regalarnos más verdades que la propia realidad?
¿Son las sombras de cada cual su mejor imagen?
¿No crees que huyas donde huyas siempre quedará tu presencia en la memoria de los que te han apreciado y querido?
Si dejas tus zapatos a la vera del camino alguien continuará el viaje que emprendiste.
Si dejas, aunque solo sea tu sombra, muchos se sentirán acogidos, se sentarán como a la sombra de un árbol frondoso y seguirán agradecidos a todo lo que fuiste y las huellas que dejaste.
Aunque dejes cuanto dejes, sucede en las mejores familias, puede que haya peleas como cuervos carroñeros por llevarse zapatos, cordones y hasta los últimos hilillos de tu sombra deshilachada. ¡Qué horror!

2 comentarios:

Carmen Cubillo dijo...

Buena reflexión, obliga a pensar, lo de menos es lo que sucederá, porque no lo veremos.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias,Carmen