domingo, 22 de mayo de 2016

LAS MÉDULAS Y EL VALLE DEL SILENCIO


Al ver la primera fotografía de Enrique Salas, exclamó Mª Jesús Prieto, que de fotografías sabe un rato: “El comité de bienvenida es inigualable...”
Allí nos fuimos, al Bierzo, unos pocos amigos, y pateamos la zona: Las Médulas, el Camino del Silencio, y al final de este camino siempre, Peñalba de Santiago y la Iglesia mozárabe: Santiago de Peñalba. Enrique que no deja jamás la cámara en casa, sacó la cámara y, como siempre, la llenó de arte que nos va devolviendo a poquitos para disfrutarlo mejor. Nos ha regalado la portada de la iglesia con dos arcos geminados, excepcional en su perfección, y esta, entrañable, pintoresca, cogidos al vuelo, los tres perrillos, como comité de bienvenida, esperando, tal vez al dueño que se retrasa, impacientes, pero en pose de revista.
 
 
Una semana en El Bierzo, en la Casa Rural, Cornatelia, en Carracedelo, de nuestros amigos, Seni y Javier, que siempre se comportan de una forma admirable, generosos con su tiempo, compartiéndolo todo sin darse importancia alguna, entrañables hasta la médula. Paseando por las Médulas con la lentitud necesaria para el disfrute, sin perder ni un detalle, como los troncos de los castaños a los lados del sendero, como obras de arte, o la panorámica desde el Mirador de Orellán en las alturas de las Médulas, y la herrería de Compludo en un sitio inhóspito, centro en su tiempo de irradiación artesanal en toda la comarca, y el Castillo de Cornatel en Villavieja en donde nos enseñan sus dueños una nueva Casa Rural, donde fuera la casa de los padres de Javier y donde nació, que están restaurando con exquisito gusto. Y las veladas de la noche compartiendo opiniones, de forma relajada, a veces, otras, no tanto, sacando la vehemencia sobre la mesa, además de las viandas que aporta cada cual, y al final siempre ganando la batalla la amistad a prueba de bomba por encima de gustos, ideologías y opiniones encontradas. Así da gusto.
 
 

No hay comentarios: