viernes, 6 de mayo de 2016

LA JAULA, MEJOR SI ESTÁ VACÍA




Está bien que algunos se hayan confundido de fechas creyendo que la gran poeta Wislawa Szymborska ha fallecido recientemente, cuando, en verdad murió en 1912, pero bendita confusión si ello sirve para que volvamos a leer a quien ya está entre los clásicos.
No conocía este pequeño poema suyo y lo he cogido al vuelo para quedarme largo rato y a solas con él para paladearlo, disfrutarlo hasta el fondo y continuar hasta donde me lleve su vuelo.
“Una vez encontró en los arbustos una jaula de palomas.
Se la llevó
y para eso la tiene,
para que siga vacía”.
Me parece, a todas luces, que con él se detiene el pulso, te obliga a no pasar de largo, te cambia el paso..., que se da, cuando de alta poesía hablamos. En este caso todo un monumento a la libertad.
Comienza el texto de forma narrativa contándonos una historia, una vez..., y termina con el cuarto verso iluminando el poema, la estancia, nuestras mentes, para que podamos degustar los frutos sazonados que la poeta nos muestra y nos invita a probar.
No digo nada si eres amigo de tener siempre contigo un dulce jilguero que te despierta al albor, como el romance del prisionero, o cualquier ave que hayas encontrado al paso o en la tienda más cercana que te canta al caer la tarde. No digo nada, pero permíteme que reflexione con nuestra poeta polaca, Premio Nobel de Literatura, que llega a identificarse con el personaje de la historia que se llevó a casa una jaula encontrada en el bosque para que siga vacía, que es el mejor oficio y el mayor de los sentidos, a pesar de ser un contrasentido, de una jaula.
Porque va contra lo más sagrado: la libertad de todo ser, que enlaza con el refrán que se sacó de la manga más lúcida Juan Ramón Jiménez al deshacer el famoso refrán, que él sin empacho destrozó sin piedad y con el mayor de los aciertos: “Más vale un pájaro volando que ciento en la mano”.
Y así todas las cárceles del mundo. No, no te precipites, que no seré yo quien abra las puertas y queden vacías, que desde que nos desalojaron del paraíso, no hacemos vida ni de nosotros mismos ni de los nuestros, pero sueña conmigo y pregúntate: ¿No sería mejor un mundo en el que las cárceles estuvieran vacías, por no ser ya necesarias? Cuando escribo esto acaban de encerrar a unos titiriteros, ay. Ya, ya lo sé... no sigas, pero déjame soñar en un mundo en el que las jaulas estén vacías y los pájaros donde deben: volando a su aire y libre albedrío por los cielos de la libertad.
En el territorio de la libertad y a solas con el silencio nos quedamos con los primeros versos del poema “El niño de la jaula vacía” de José Hierro:
“Con tus manos hiciste libres
-con tus propias manos- las aves.
Hijo: qué sueñas, sombra, símbolo
del hombre que rompe sus cárceles...”

2 comentarios:

jubilación viene de júbilo dijo...

..."Por el pájaro enjaulado,
por el pez en la pecera..."

¡Yo te nombro LIBERTAD!
Gracias, Ángel. ¡Tengo tan poco tiempo...!

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Gracias a ti, un abrazo