jueves, 21 de abril de 2016

DOS MUJERES EXCEPCIONALES




“Creo que alrededor del trabajo está todo lo demás”, ha dicho recientemente Lola Herrera, con motivo de la concesión del Premio Max de Honor por su dedicación y compromiso con la profesión. Y lo dice una mujer que acaba de cumplir 81 espléndidos años y no ha parado como dice ella desde los 12, y nosotros, sus paisanos, podemos dar fe de ello, gozosamente.
La frase no tiene desperdicio en un mundo en el que no hay trabajo y se desea con ahínco y a veces con desesperación, y muchos que lo tienen están deseando dejarlo y pasar a la jubilación. Lástima, porque se pierden el “carpe diem” esplendoroso alrededor del cual está todo lo demás, como dice nuestra Lola Herrera.

Teresa Berganza, ya retirada, lo ha sido todo en la ópera, pero mantiene la misma pasión por la vida que por la música, que es mucha pasión. Con 83 años, su primer recuerdo es esta frase: “Coged a la niña, no la vaya a morder una rata”, años de Guerra Civil. Estaba con su familia en un sótano, y cuando callaron las bombas, dicen las crónicas, saltó la música, en la casa familiar, de las manos de su padre. El resto sería coser y cantar, hasta que escuchó a la gran Lola Rodríguez Aragón y “ahí, dice, perdí el sentido. Cuando oí la voz que me sacó, descubrí la pasión y me puse a estudiar, estudiar y estudiar. Me volqué en la voz, el más bello instrumento”. Deteneos, por favor, que esto paraliza el aliento:
1.- Alguien le sacó la voz que llevaba dentro. ¿Quién nos sacó la voz a cada uno de nosotros? Gracias, don Julián.
2.- Descubrió la pasión, sin entusiasmo apenas se hace nada. Todos podríamos recordar momentos de gran pasión en nuestras vida.
3.- Me puse a estudiar, estudiar y estudiar. Las cosas grandes, y aún las más pequeñas, no vienen como el maná, nacen a ritmo de esfuerzo y tesón. ¿Quién no lo sabe?
Se retiró en el 2008, pero sigue dando clases magistrales, “me hacen muy feliz, hay que aprender de los alumnos y de los maestros... Ahora en casa canto cuando quiero”.

Excepcionales y admirables, tanto monta. En la fotografías recientes de Mirta Rojo, Lola Herrera luce una mirada tierna, acaso pícara, pero sí lúcida y unas piernas increíbles. En la de Teresa Berganza, su mirada es un regalo de los cielos por su profundidad y claridad mirando al infinito. No he podido traerlas aquí. En su lugar he puesto otras también hermosas. Rostros tan bellos y luminosos no pueden no ser fotogénicos.

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