viernes, 25 de marzo de 2016

EL DIFÍCIL ARTE DE LA LECTURA





Estoy preparando unas notas para el taller de escritura sobre un escritor portugués que habrá que comenzar a leer si no lo hemos hecho, del que dijo ya en su día Saramago esto tan sabroso: “Ganará el premio Nobel en menos de treinta años. Estoy convencido. No tiene derecho a escribir tan bien. Dan ganas de pegarle”. Y me ha parecido oportunísimo escoger algunas ideas sobre este escritor: Gonçalo M. Tavares.
Sobre la lectura dice esto que me parece fundamental:
“La lectura no consiste solo en leer un texto, sino en levantar la cabeza, ahí empieza realmente buena parte de la creación. Si el libro es muy exhaustivo, didáctico, explicativo, no queda nada para el lector. Pero si una frase tiene una intensidad que nos hace levantar la cabeza, empieza algo que te lleva a imaginar, a asociar”.
Naturalmente: si el libro es tan simple que no hay nada debajo de lo que se dice no es el buen libro que sugiere, te lleva a mundos desconocidos e insospechados, te cambia el ritmo, te obliga a pensar y a volver sobre lo leído, te hace dudar y no estar tan seguro de tus certezas tan fuertes por fuera y tan débiles por dentro, te cuestiona tus convicciones más arraigadas, sacude tu conciencia, te despereza, abre puertas y ventanas para seguir nuestros caminos y nuestros sueños y a veces hasta te da la razón en aquello que llevas pensando mucho tiempo -y aun muy mimado- y se te alegra el alma.
Hace tiempo anoté una cita de un psicólogo, que ahora no recuerdo su nombre, que decía que al leer debemos hacerlo como las gallinas, que beben a poquitos y levantan el pico para respirar mejor, y eso tendríamos que hacer cuando leemos: detenernos, levantar la cabeza para tomar aire y continuar pensando por propia cuenta tras las ideas que nos ha transmitido el autor, que es la forma de que la lectura no sea un puro y duro entretenimiento, que como dice el mismo Tavares: “Leer no es un pasatiempo. Es un espacio de humanidad y de reflexión que requiere un esfuerzo. La lectura no es pasividad, es actividad. La lectura es una actividad que requiere esfuerzo. Yo no soy capaz de leer cuando estoy fatigado. Me gusta la idea de que la lectura obliga a interrumpir la propia lectura... La literatura es mucho más que contar una historia. Es algo que tiene que dejar un eco en el lector, un rumor que le acompañe”.
Lo he dicho alguna vez en este rincón y también insisto en el taller. No se trata de indigestarse de lecturas rápidas sino de hacer una buena digestión, que solo será si se hace con parsimonia, con lentitud, deteniéndose el tiempo necesario para respirar profundamente, seguir pensando en lo leído y hacia donde nos lleve el viento de las palabras y de las historias. En este mundo actual de tantas palabras, tanto blablabla, tanta información y no se sabe cuántas miles de imágenes a la hora, se hace absolutamente imprescindible seleccionar y escoger el grano de la paja que abunda en cantidades industriales. Lo expresa muy bien el escritor portugués: "Buena parte de la creación comienza cuando el lector se para, levanta la cabeza y empieza a imaginar, a asociar. La potencia de la frase depende de concentrar lo esencial".
Porque, no se olvide, cuando leemos, tenemos la posibilidad de ser creadores y esto es impagable y hasta emocionante. Y ya lo sabes, en este caso, nada como parecerse a las gallinas porque, aunque parezcan un poco tontas, saben lo que hacen.

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