martes, 2 de febrero de 2016

CONTRASTES




Vamos a pensar en lo mejor, que ese soldado en su vida no haya matado ni una mosca, que está ahí para defender a los débiles e indefensos, que siempre, por fortuna, así lo ha hecho y hasta ahora le ha salido bien, que por supuesto no va a usar el arma para achicharrar al joven fotógrafo, que deja todo el protagonismo al muchacho que tiene enfrente para que luzca sus pacíficas armas y nos ofrezca una buena imagen que hable por sí sola del rechazo a la violencia y a la muerte, porque su negrura y su frialdad macabra nos dejan helada la mirada y congelado el corazón.
Vamos a pensar así, ya que, además de la pose, hay el contenido que le queramos regalar a nuestros sentidos y a nuestra mente dispuesta ya a activar sus neuronas, porque esta imagen está pidiendo, al menos, unas palabras y multitud de lecturas.
La guerra y la paz, la violencia y el arte, lo negro y lo blanco, los instrumentos de la muerte y las herramientas para fabricar belleza, el bien y el mal, la luz y la tinieblas, la honestidad y la indecencia, la voracidad y la solidaridad, el día de nuestros afanes y la noche de nuestros sueños..., juegos de contrarios para elegir, y dar trabajo a la libertad y al sabio y fecundo hacer de cada cual en su yo más intransferible. Es el choque de trenes constante que es la vida en tensión permanente y acelerada. Noche y día, verano-invierno, odio y amor en apenas cuatro días de amor eterno, contrastes que te ponen en vilo y te hacen estar alerta porque te la estás jugando en cada partida.
Y si de decidir se tratara, que se trata, me quedo con la cámara y el pincel, mi blog de notas y mi ordenador, mi música de fondo, mis poetas y escritores preferidos que me invitan a su casa -como decía esta tarde Luis García Montero en la conferencia a la que asistí: “La literatura es un hecho hospitalario. Una casa para entrar y quedarse”, - mi ventana de siempre para saber cómo ha amanecido, y siempre de parte de la decencia y cierta austeridad, intentando soldarme a quienes me necesitan y mucho más partidario de mirar a la luna ensimismado recitando versos que apuntando con fusiles de mierda y armas asesinas para sembrar de muerte mi propia calle y cualquier rincón del mundo.
Me voy a la cama, porque ya es tarde, me quedo con la imagen del joven de la derecha y ojalá que en alguno de mis sueños salgan las mejores fotos que lleva en su cámara en donde no aparezca ninguna huella de fusil y ninguna sombra de guerra, violencia, muerte, indecencia, voracidad y frío.

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