viernes, 29 de enero de 2016

SALIR DE LAS CLOACAS Y CONTARLO




Se ha cansado de vivir en las alcantarillas que dan a las cloacas más pestilentes que con la mayor de las indecencias han inundado algunos de nuestros conciudadanos, se ha asomado a ver la calle y la gente pasar y se ha quedado para siempre como testigo de que no hay quien viva debajo de las alfombras como tampoco en las alcantarillas que van a dar a lo más inmundo.
Hay que felicitar que haya salido, que siga para siempre de testigo y denuncia y que pueda contar lo que ha visto.
Y ha visto que hay demasiados garbanzos negros, y como ni es un estúpido ni un bobalicón, sino ciudadano de a pie, pero elementalmente crítico, decente y listo, ha visto, y nos lo brinda en bandeja, que es todo un gran cocido castellano el que está podrido, y que, aun cuando no todos estén contaminados, claro está, estructuralmente todo huele a podrido y no sólo en Dinamarca, en unos partidos mucho más que en otros, infinitamente más, y a las pruebas y datos se remite después de contabilizar, pesar la densidad y ver todo lo que ha visto horrorizado. Cada semana una imputación, dada día, en los últimos de los comienzos del año una redada, y ya no hay contable, ni controlador, ni revisor de alcantarillas que pueda llevar la cuenta. ¿Casos aislados? ¡Por favor! Es demasiada larga la lista (sí, también la de los ERES, para que no me lo recuerde Vd.) como larga es la cantinela repetida hasta el hartazgo de que “vamos a ser contundentes, contundentessss, contundentesssssss...”, ignorando que las palabras cuando no son verdaderas quedan prostituidas al salir de la boca, lo que sabe cualquier ciudadano que va por la vida con el silencio y el respeto más elemental a las palabras, sabiendo que el pez muere por la boca cuando no respira su caldo de cultivo esencial, la honestidad, como el que miente a sabiendas morirá políticamente para la ciudadanía más pronto que tarde: maldita hemeroteca que está para quitar toda careta y todo embuste y arruinar a quien no se comporta con decencia.
"¿Qué tragaderas gigantescas tienen las hinchadas de los partidos para tragar tanto sapo y tanta mugre?... Señor Felipe González, ¿a este Partido Popular, con Rajoy a la cabeza, sin regeneración de ningún tipo, es al que el PSOE debe facilitar seguir gobernando?", decía esta semana mi admirado Iñaqui Gabilondo en su Opinión en la SER.
Es bueno que este testigo haya salido del mundo de las cloacas, pero una vez que nos ha contado todo y nos hemos contagiado de la repugnancia de los hechos tanto él como el resto nos alejemos de ese mundo fétido y miremos hacia adelante para ir enmendado la plana y construir otros paisajes más sanos y menos voraces, más solidarios y mucho menos corruptos, usando nuestros votos entre otras cosas. Pero, ojo, que los jueces actúen sin demora, la ley caiga sobre ellos de forma “contundente” y justa, y si tienen que estar un tiempo entre rejas les vendrá bien, para que su soberbia, que suele ser muy alta, baje un poquito al menos y, sobre todo, que devuelvan hasta el último céntimo, aunque ésta suele ser una vana esperanza, ya que devuelven más bien poco, más bien nada.

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