viernes, 22 de enero de 2016

¿SOLO DOS PÁJAROS? ¿O SON HOJAS?




¿Son hojas? ¿Son pájaros? Es curioso, pero lo primero que ves, es eso: sencillamente pájaros y, enseguida, adviertes que ha sido un engaño, para felicitar enseguida al poeta visual, Javier Jaén, que haya sido capaz de detener nuestro aliento y poder quedarnos un rato extasiados, contemplando la belleza de su arte tan depurado desde lo más leve y simple.
Ay, cuánto peso y cuánta complejidad en la levedad y la simplicidad de esas hojas o de este poema de la poeta de la transcendencia en la inmanencia como ese de Emily Dickinson:
“Algunos dicen
la palabra muere
al ser dicha.
Yo digo que empieza
a vivir
ese día”.
Si yo te insulto, esa palabra que sale de mi boca airada, es posible que te haga daño, pero seguro que queda como herida, quién sabe hasta cuándo.
Si yo te digo: estupendo, adelante, te ha salido muy bien, es probable que se quede a dormir contigo y que anide en tu interior, quién sabe cuánto tiempo. Y esas palabras comienzan “a vivir ese día”, como nos susurró la poeta norteamericana.
No te subas a la parra, amigo, que la grandeza de lo humano no brilla más en las alturas que en los bajos fondos, reside dentro de la conciencia, sin alharacas, ni pedanterías, y solo es visible para la gente que va por la vida sin darse la menor importancia.
“Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala”, le decía don Quijote a Sancho. Y lo dejó dicho para siempre.
Y desde lo sencillo y más simple ascender a lo más sublime y grandioso: la profundidad de todo lo real. No confundir esta simplicidad con las simplificaciones que abundan a nuestro alrededor ignorando la complejidad de asuntos difíciles de nuestro tiempo y acudiendo a las más peregrinas explicaciones. Por no ir muy lejos de lo que nos dicen todos los días muchos de nuestros líderes políticos. De antología lo que ha dicho la diputada del frequillo extraño de la CUP, Anna Gabriel, según la cual, “bajo la opresión española vivimos una vida que no vale la pena ser vivida”, que más que simple, en su variante de tontería, que también, es una barbaridad. Igualmente la declaración del obispo de Barcelona, al decir que Jordi Pujol “ha sido un referente de honestidad”. ¡Bravo, Sr. Obispo, bravo! Y del mismo color algunas de las respuestas de Rajoy en la Sexta: “Queremos un país donde quien la haga, la paga”. No, hombre, no, quien la hace y quien la ha hecho que la pague. ¿Qué es eso de quien la haga...?
Pero vayamos de nuevo a esos pájaros que no son pájaros ¡ojo! o a esas hojas que no son hojas, para admirar lo bello, y lo simple, no bajo el significado de cuando decimos “es un simple”,
o desabrido, falto de sazón, mentecato y de poco discurso.

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