jueves, 31 de diciembre de 2015

... Y LA CALLE SE ILUMINÓ



La calle desolada y gris invitaba a todo menos a la alegría, pero bastaron unas notas de acordeón bien templadas para que la magia de la música atrajera la paz de las palomas con su vuelo alborotador, su picoteo tembloroso y el acercamiento del niño al acordeonista de Hamelin, esta vez sin flauta, con lo que el milagro hizo su presencia. La calle se convirtió en paraíso y júbilo. Todo en orden: el cordero con el lobo en pacífica armonía, un niño sin tirachinas para asesinar gorriones, las palomas humildes vecinas de la acera sin espantadas de desconcierto y nervioso revuelo y un músico marcando el ritmo a una tarde cálida y sonora.
Siempre está volviendo el paraíso a nuestras vidas, lástima que, embarcados en mil estériles faenas, se nos vaya el santo al cielo de la nada insulsa y anodina.
Siempre está volviendo el paraíso, o nunca se ha ido del todo, toda vez que encendemos la lámpara que la buena gente tiene en todo momento y circunstancia por muy adversa que la vida se presente, porque es más fuerte su humanismo benefactor que las vicisitudes juntas y apretadas.
¿No ves cómo el niño ha quedado hipnotizado y se acerca sin mirar ni siquiera al peldaño de la acera porque manda más su entusiasmo que su prudencia?
¿No ves cómo las palomas han perdido todo miedo y toda facilidad al espanto?
¿No adviertes una melodía para echar un baile y llenar la calle o una balada que nos transporta a una playa rica en aventuras mientras suena una nostálgica habanera?
No cabe la menor duda: la calle, como la vida, puede llegar a ser infierno o paraíso. Todo depende de la mano de los hombres y mujeres que pueden dejarla abandonada en manos de la desidia y la desolación o con todo lo que tienen a mano, el corazón y la mente de manera rotunda y especial, para alumbrar el milagro de un músico callejero, un niño y unas palomas llenado la calle de armonía.


Feliz Año 2016. Ojalá llenemos de música sus calles y que algunos infiernos se conviertan en paraísos. Allá va mi abrazo, algo es algo.

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