martes, 15 de diciembre de 2015

BUEN VIAJE, HERMANA I



Se masca la tristeza y la soledad, nadie sabe ni lo que hubo antes, ni lo que vendrá después, ni ella misma acaso, pero llegará el tren que espera, y el viaje, no importa la meta, ni el final, está a punto de comenzar y estamos ante la antesala de una aventura -¿no es toda vida una aventura?- que quién sabe lo que encerrará de bueno, novedoso y hasta de esplendor frente a una vida anodina a punto de desfallecer y no dar por ella ni un solo céntimo.
Está sola, como la mujer con alcuza de Dámaso Alonso, uno de los poemas más hermosos y desoladores de la poesía española:
“Y esta mujer se ha despertado en la noche, / y estaba sola, / y ha mirado a su alrededor, / y estaba sola, / y ha comenzado a correr por los pasillos del tren, / de un vagón a otro, / y estaba sola...” Sola, sola, sola. “Y ha preguntado en la oscuridad, / y estaba sola, / y ha preguntado / quién conducía, / quién movía aquel horrible tren...”.
Pero no sigamos porque no tiene por qué ser ni ser la protagonista del poema del gran poeta y filólogo de la Generación del 27 ni sufrir la misma mala suerte.
Es joven, tiene una vida larga por delante y a buen seguro ahíta de placeres, amores, compromisos, cambios de fortuna, una familia con un buen marido y hermosos e inteligentes hijos, ¿por qué no? Con un buen paraguas que le cobija y una maleta bien amueblada y un bolso coqueto de compañía tiene todo a su favor, si el temple de una mujer de rompe y rasga ¡hay tantas! guía todos sus pasos y le acompaña siempre. El 90% está en su mano, el otro 10 recae en la suerte y poco más. De entrada no “va curvada como un signo de interrogación, / con la espina dorsal arqueada / sobre el suelo”, que diría el poeta. La veo ya levantada y bien asida a sus maletas en cuanto divise el tren para empezar a comerse el mundo. ¿Quién dijo que no?
Lo mejor que podemos decirle y desearle es: ¡Buen viaje, hermana, guapa moza, señora, ahí tienes una nueva vida a la vista, aprovéchala a tope! Extensible a todos los jóvenes -78.785 el pasado año, entre 24 y 44 años- los más preparados de la historia, que han salido por la puerta de atrás con la mochila al hombro y una maleta de la mano buscando otros horizontes. Aquí, en su tierra, no encuentran trabajo.

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