sábado, 10 de octubre de 2015

NUESTRO ORIGEN



Desde el gran descubrimiento de Darwin el debate sigue, y nos vamos acercando a la verdad, o quizá mejor sería decir que vamos descubriendo importantes partes de verdad y llenando las lagunas de la ignorancia, los mitos y el desconocimiento.
Venimos de donde venimos y esto ya es ciencia, quiere decir que no ha sido una varita mágica la que nos transformó en lo que somos. Ha habido muchos saltos en el camino de la evolución y muchos factores, según los expertos, los que nos han ayudado a convertirnos en humanos: ser bípedos, probablemente hace algo más de tres millones de años, hasta llegar al homo sapiens, tener un cerebro más grande, construir y utilizar herramientas, el lenguaje, la cultura, el elevado nivel de la cooperación y la imaginación.
Podemos estar satisfechos de lo conseguido y hasta orgullosos, lo que no quiere decir en absoluto que seamos los reyes de la creación y ésta deba estar a nuestro total servicio, porque no somos más que un eslabón de la cadena, y de ser no más que hermanos de los demás seres del planeta tierra. En nuestro árbol genealógico están todos los primates con los que compartimos un tronco común. Orgullosos, sí, pero menos ínfulas, mi querido homo sapiens y vecino de enfrente. Venimos de donde venimos.
Uno de los grandes expertos en este tema, paleoantropólogo etíope, que trabaja en la Academia de Ciencias de California presentó recientemente al presidente de los EEUU, Barack Obama, a Lucy, el esqueleto de una hembra, considerada “la abuela de la humanidad”, que vivió en Etiopía hace algo más de tres millones de años, perteneciente al Austrolopitecus Afarensis, y tradujo así las ideas del sabio científico: “En este árbol de la humanidad, con todas nuestras ramas y diversidad, todos venimos de la misma raíz. Somos una misma familia, una misma tribu”. Pues eso.

Nota no tan al margen: Llama la atención la cifra, nada menos que el 42% de estadounidenses que están convencidos, según una encuesta de Gallup de 2012, de que Dios creó al ser humano tal y como viene en la Biblia, de golpe y de la nada, y que todo esto sucedió hace exactamente 10.000 años. ¡Hasta dónde puede llegar tamaña ignorancia que raya en la estupidez más absoluta!

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