jueves, 27 de agosto de 2015

LA GENEROSIDAD DE LOS CEREZOS



Los cerezos llenan de nieve el valle los primeros días de primavera y dan cerezas en abundancia sin preocuparse si vienen o no vienen a cogerlas.
Las abejas producen la mejor miel que pudiera imaginarse y no se las ve por las esquinas pregonando con altanería y altavoces su producto.
No hay fidelidad y gratitud mayores que las de los perros de compañía y no lo publican ni se suben por las paredes por tan hermosas virtudes.
Pasan en silencio acequias, canales y ríos regando los sembrados sin cacarear a nadie el milagro de la primavera y de todos los veranos.
Después de hacer las cabriolas más inverosímiles algunos caballos dormitan cual pacíficos burgueses, como el caracol pacífico y burgués de la vereda de Lorca, en la mansedumbre de las cuadras, sin darse importancia alguna.
Los nidos de los pájaros más humildes destacan por su maestría, ásperos por fuera y suaves y mullidos por dentro. Una obra de artesanía donde mirarse y contemplar el arte de lo bello y lo bien hecho.
Los cantos rodados desde su mudez lanzan el mayor de los gritos de la perfección, y las rosas nos ofrecen la belleza más acabada. Así las canta José Saramago en el bellísimo poema Alzo una rosa: “Como no hace la luna ni el sol puede: /
serpiente de luz ardiente y enroscada”.
¿Quién supera el sabor de cielo y casi cercano al éxtasis de unas gambas de Huelva a la plancha, un helado de nata y fresa en pleno verano, una raja de melón de marca, unas paraguayas en su punto y tantos y tantos manjares de aquí y de allá?
¿Cómo sacar pecho ante la inmensidad del universo: cuatrocientos mil millones de galaxias y en cada galaxia cuatrocientos mil millones de estrellas, sin que se nos baje la moral a los pies ante tanto derroche de luz y tan inabarcable para la mente humana?
¿Quién que oyera una sola vez a Bárbara Hendricks no da lo que le pidan por oírla más veces y del mismo modo el saxo de Coltrane o de Pedro Iturralde o la guitarra de Paco de Lucía o de Raúl Olivar, éste hace unas noches en Tudela de Duero..., por poner solo los primeros ejemplos que me han venido a la mente.
Ahora bien, en el lado oscuro de la vida caen rayos y centellas y agua infernal que destrozan todo a su paso, para minutos después lucir un sol espléndido y un cielo limpísimo y como que no ha pasado nada. ¿La naturaleza sabia? De eso nada, ni madre ni maestra, con frecuencia madrastra y mala compañera.
Y puestos, que alguien me explique el sentido de los dinosaurios, los piojos, las pulgas y el pulgón en los rosales o las cucarachas y las arañas... tan inconmensurables, odiosos y repelentes, todos ellos tan sinsentido y puestos: la crueldad de todas las guerras juntas, el asesinato espantoso de los talibanes y la muerte de tantos inocentes por el solo hecho de pasar por un lugar no adecuado o porque la madrastra antes mencionada se los ha llevado de calle.
Pero esta mañana he visto a una docena de padres en la piscina enseñando a nadar a sus hijos entre dos y tres años y la alegría de las niñas y los gritos de los niños me han alegrado la mañana y me han reconciliado con la armonía y la felicidad de este planeta, antes desayuné melón y paraguayas para completarlo.

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