sábado, 11 de abril de 2015

¿Y TÚ QUIERES SER MENOS?


                                                                                                          Foto de Enrique Salas

No debes volver la vista atrás, arrojar la toalla, dejar que se pudran en el mundo de la nada tus sueños, no diseñar los proyectos que te esperan a la puerta de tu casa, ni decir nunca más: no merece la pena seguir, todo está podrido, allá que los muertos entierren a los muertos y a los vivos que les den... A mí me lo decía mi padre, y a ti seguro que también de similar manera, cuando cada septiembre me iba a la capital a comenzar un curso nuevo: El ave a volar y el hombre a trabajar, y tú, ya sabes lo que significaba: clavar los codos en el pupitre. Me lo decía todos los septiembres. Y en el trabajar se escondía el crecer en edad, sabiduría y ser una persona decente.
Cuando he visto de nuevo esta fotografía me he acordado de ti, porque parece que se te han quedado las ganas de luchar en el baúl de los trastos viejos, al decirme que mejor no sería haber nacido, que para qué, que no merece la pena, que ya es suficiente lo vivido o que has cumplido los cuarenta y sientes que no has hecho nada, que tienes mucha edad y estás ocupando un lugar que ya no te aprovecha ni de nada sirve, que te han hecho malgastar el tiempo, que te confundiste en la elección que te tocó hacer en la ruleta de las parejas, que la vida está teñida de un gris paralizante, que cada amanecer viene vestido de sombras, cada mediodía de espasmos y cada anochecer de cansancio hasta los tuétanos.... Y me acuerdo del magnífico poema de José Agustín Goytisolo, Palabras para Julia, que siempre me viene a la memoria y cito con frecuencia.
“Nunca te entregues ni te apartes / junto al camino nunca digas / no puedo más y aquí me quedo, / La vida es bella tú verás / como a pesar de los pesares / tendrás amor tendrás amigos.
Por lo demás no hay elección / y este mundo tal como es / será todo tu patrimonio./ Perdóname no sé decirte / nada más pero tú comprende / que yo aún estoy en el camino./ Y siempre-siempre acuérdate / de lo que un día yo escribí / pensando en ti como ahora pienso”.
Por lo demás... ¿no ves que la cigüeña sigue veloz y bella surcando los cielos? Y tú ¿quieres ser menos?

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