domingo, 1 de febrero de 2015

EN EL CAFÉ DE LA JUVENTUD PERDIDA



Hay libros que lo dicen todo a la primera y se lo agradeces porque para qué andar con rodeos, hay otros, sin embargo, que dejan  mil puertas abiertas para que cada cual siga abriendo más puertas, ya puestos, o aproveche esas puertas que el autor ha dejado conscientemente abiertas para continuar alargando las historias y se lo agradeces infinitamente más. Es el caso de esta brevísima  novela, como todas las suyas, del último premio Nobel, el francés Patrick Modiano, En el café de la juventud perdida, que acabo de leer y he prometido hacer lo mismo con otras de este autor y volver pronto a releer ésta. Últimamente no estoy muy de acuerdo con lo que las contraportadas dicen con excesivos ditirambos de los respectivos libros que las editoriales escogen para vender, porque se pasan un montón de leguas. Si les hicieras caso asistirías cada mañana al milagro de la obra del siglo, única, genial, esplendorosa, nadie hasta ahora se ha atrevido a tanto, para volver a leer cada mañana, tarde y noche la misma cantinela.
Esta vez sí, y se decía antes de haber recibido el Nobel:
“Un libro urdido entre la luz y la oscuridad”. Le Monde
“Ejerce en los lectores una atracción hipnótica”. Douglas Kennedy, Lire
“Cautivadora intensidad del claroscuro, en la densidad de lo no dicho que abre la puerta a la riqueza de múltiples interpretaciones”. L’Express
“El novelista reúne con una belleza y sabiduría narrativas incomparables, sus recuerdos y sus obsesiones”. Le Nouvel Observateur.
Todos los personajes sin querer queriendo confluyen en una mujer en su etapas de adolescente y joven, Louki, un tanto enigmática y misteriosa, sola y un tanto perdida como todos ellos, a la búsqueda de la identidad entre la niebla de los recuerdos en un Eterno Retorno, buscadores de zonas neutras donde nos instalamos por una temporada, terminamos yéndonos y olvidándonos por un tiempo hasta que regresa de manera  ineluctable y misteriosa. “... fue la única vez en mi vida que noté lo que era el Eterno Retorno... me quedé un momento inmóvil y le apreté el brazo. Estábamos allí juntos, en la misma plaza, desde toda la eternidad, y aquel paseo por Auteill ya lo habíamos dado en miles y miles de vidas anteriores. No me hacía falta mirar el reloj. Sabía que era mediodía”.
Sobre Louki gira la historia contada, de manera independiente, desde distintas perspectivas, por los cuatro personajes principales. No hace falta más, el resto como en tantos otros múltiples momentos de la lectura el lector tiene que inventarse lo que pudo suceder. Es el regalo de un gran escritor. Gracias, Patrick Modiano
Se sitúa la acción en el París de los años 60, el café Le Condé, no lejos del Moulin Rouge, en pleno Barrio Latino, será centro bohemio y neurálgico, en donde una juventud sin apenas raíces en sus biografías tratará  de buscar su identidad y construirse su futuro.
Quizá tenga un peligro esta novela como es pasar desapercibida y sin dejar poso alguno si el lector se despista leyendo a toda pastilla y no coge los hilos del entramado sencillísimo, el estilo pulcro y de mil sugerencias por donde deambular.
Un escritor a tener en cuenta.

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