jueves, 1 de enero de 2015

TÚ ME SOSTIENES, YO TE SOSTENGO



No se dicen nada, pero se lo dicen todo. Yo te doy, tú me das, como en todo abrazo que se precie. Tú me sostienes, yo te sostengo.
¿No te parece que ahí está encerrada una profunda y hermosa metáfora de la vida? Porque, ¿qué sería del niño sin la mano cálida de la madre y la mano todopoderosa del padre o los abuelos? ¿Qué sería del viejo sin su bastón y una caricia, aunque sea de tarde en tarde, porque ya sabemos (ellos también) que la vida va de prisa a todas partes? Y qué sería de la pareja de ancianos que ya no necesitan mirarse porque lo tienen visto todo, ni casi hablarse porque ya lo tienen todo hablado, pero que no pueden estar el uno sin el otro?
No se dicen nada, ¿para qué? cuando hay que arrimar el hombro con urgencia vanas son las palabras, huecos todos los discursos. El árbol sabe que sus días estaban contados, y gracias a esas piedras su vida se ha alargado milagrosamente. Y reconoce y se siente orgulloso de que sin su apoyo las piedras rodarían por el suelo y se habría esfumado el arco que da belleza al tiempo y lo prolonga, “el tiempo es corto, el arte es largo”, escribió Baudelaire, y eso es arte. Las piedras, saben que son humildes guijarros del camino, pero que bien tratadas pueden llegar a ser pieza clave en puentes, acueductos, catedrales, arcos de todos los puntos que imaginarse pueda; también están calladas, son poco partidarias del blablablá retórico y hueco, y si de hablar se tratara su discurso sería recio y sólido, y se sienten felices porque nunca se hubieran imaginado lo que las han obligado hacer y les ha gustado la idea de alargar años a la vida de la vida.
Bellísima fotografía, como todas las suyas, de mi querida amiga Mª Jesús Prieto, porque donde pone la mirada le sale una obra de arte.
FELIZ AÑO

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