martes, 30 de septiembre de 2014

MAÑANA SERÁ UN NUEVO DÍA


¿No es verdad que parece una perogrullada? Lo parece, pero no lo es para mí. Todo es relativo o casi y todo es subjetivo. Me explico y verás que es cierto lo que digo, y hermoso.
Mañana no es un día cualquiera, será un nuevo día, con mucho nuevo que llevarme a mis alforjas y era necesario celebrarlo de alguna forma, levantar acta, escribir a vuela pluma algo de lo que se agolpa en mi mente: comienzo las clases o sesiones, llamamos mejor, de los talleres de lectura y escritura creativa que imparto, coordino sería más acertado, porque si son talleres quiere ello decir que todos tocamos con todas nuestras manos la masa y al final podemos decir y constatar, siendo objetivos, esta vez sí, entre todos lo hicimos.
A decir verdad creo que está el programa decentemente pergeñado, no en vano comencé hace cinco meses a trabajarlo. Me gusta en cuanto se va terminando el curso pensar en el siguiente, me va bien está táctica, porque me da seguridad, me permite a partir de un esbozo, un breve esquema, e ir ampliando con el paso del tiempo todo aquello que le viene bien y poco a poco se van dibujando las sesiones, los contenidos, las tareas, las técnicas a utilizar, las lecturas seleccionadas... Mucho de lo que voy leyendo, escuchando, pensando le puede ir bien, lo anoto y añado esos nuevos materiales que son los que van levantando mi humilde obra, mi pequeña casita. Ahora que lo veo, lo miro y lo releo, me gusta cómo ha quedado, siendo el quinto curso continúa la línea iniciada hace cinco años y aporta novedades que serán de interés para la buena gente que participa de forma bastante activa y muy motivada. Así da gusto.
Y no es que esté nervioso, pero me impaciento con facilidad y hoy no iba a ser menos. Releo las lecturas que haré al comienzo de la sesión, como ambientación y para calentar motores:
- Un poema de Walt Whitman:
Comienza con No dejes que termine el día sin haber crecido un poco y termina así: No permitas que la vida pase por ti sin que la vivas.
- Un artículo de Leila Guerriero
- Un microrrelato de Almudena Grandes
- Un retrato de Manuel Vicent.
Repaso el guión: les haré escribir a la voz de ya la primera página de un cuaderno imaginario que puede convertirse en real si lo hacen suyo y no lo sueltan a lo largo del curso: ¿Cuaderno rojo, Cuaderno azul, Cuaderno dorado...? Ellos dirán.
Les regalaré una frase de Miguel de Unamuno que viene como anillo, medido y mimado, al dedo:
“Mis maestros y profesores me enseñaron a leer en el más noble sentido de la lectura, y enseñándome a leer, me enseñaron a escribir”.
Terminaremos apuntando una novedad para este quinto curso: de cada sesión harán uno o dos participantes, todos se irán turnando, la crónica de la sesión que leerán a la semana siguiente.
Y como siempre, mandará la actualidad y no pasaremos por alto lo que sea noticia literaria importante.
Ya estoy más tranquilo, pero ilusionado, porque para mí y seguro que para ellos y ellas, que son mayoría aplastante, mañana será un nuevo día.

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