lunes, 29 de septiembre de 2014

ENTRE NOVELAS Y ENSAYOS




Me parecía exagerado leer: “Una de las novelas más apasionantes de este año”, “Este libro marcará la historia de la literatura. Podría haber tenido mil páginas más y seguiríamos adorándolo”, “Una obra maestra”, etc. etc. etc. y todo de esta guisa, firmado por los más famosos periódicos franceses, más aún con el aval de ser premio Goncourt. Me parecía exagerado, pero piqué y lo dejé después de leer y sufrir, lo siento, unas 70 páginas. No aguantaba que estuviera mal escrito, para mi gusto. Me estoy refiriendo a Nos vemos más arriba de Pierre Lemaitre.
Y me fui a una novela que tenía olvidada en la estantería y no leída de Carmen Martín Gaite: El cuarto de atrás, que no será una obra maestra, ni marcó ninguna historia, pero está maravillosamente bien escrita, se lee con mucho deleite por su prosa de altura y una estructura muy original.
Y otra vez los ditirambos excesivos de escritores y críticos a quienes admiro sobre “un novelista de los grandes”, “uno de los mejores narradores del momento”, “entre Juan Marsé y Mario Vargas Llosa”... ¿alguien da más? Se trata de Ignacio Martínez de Pisón, aunque no sé si hablaban de La buena reputación, su última novela, quizá no, sólo que el editor ha aprovechado esos elogios de obras anteriores. Pues bien, a mí, me ha parecido más bien flojita, floja la prosa, débiles los diálogos, demasiados lugares comunes, personajes desdibujados y falta de profundidad en el tema y en la descripción del momento en el que se desarrolla la acción: la inminente descolonización de Marruecos. Conclusión, que no me ha gustado, me ha costado leerla y hasta me he dejado algún capítulo sin leer.
Y me paso a mi admirado Juan José Millás: La mujer loca no será una gran novela, que no lo es, pero se lee con mucho gusto, es el Millás cien por cien, original, imaginativo, con una prosa deslumbrante y con temas que enganchan siempre, y como en el artículo y el reportaje siempre lo borda, esta novela, que encajaría en le estructura del reportaje, sale airosa. Por eso repite mucho en el trascurso de la novela el propio Millás: ¿Novela falsa, reportaje verdadero, reportaje falso, novela verdadera? Da igual, se agradece la gracia, el duende y la maestría de este admirable escritor. Aunque yo me quedo con el Millás de los artículos, los reportajes y las entrevistas infinitamente superior al de las novelas.
Y del mundo de la novela al ensayo, que es donde yo me encuentro mejor, aunque ahora por disponer de más tiempo leo más novelas que nunca. Y el ensayo en el que he estado metido dos o tres semanas es un libro prodigioso de Stefan Zweig, autobiografía, y hasta una gran novela, porque toda vida puede llegar a ser una gran novela en las manos de un buen escritor, y la vida de Stefan Zweig da para una extraordinaria novela y sus manos son las de un brillante escritor. Ya lo dijo el filósofo Roland Barthes: “Toda biografía es una novela que no se atreve a decir su nombre”. Y a mí este libro se me antoja una magnífica novela. Leí en mi primera juventud, no se me olvida: Momentos estelares de la humanidad, de este escritor, que me encandiló. Y después de todo este tiempo he vuelto a éste, quizá su mejor libro: El mundo de ayer, subtitulado Memorias de un europeo. Merece la pena, maravillosamente escrito y profundo a la vez. Impresionante. Gran testigo de su tiempo, que vivió y sufrió como nadie las dos Guerras Mundiales, sin participar en ellas.
Dicho queda para descargo de mi conciencia que critica cuanto no le gusta y aplaude lo que le parece valioso, sin miedo a estar equivocado, que pudiera suceder.

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