domingo, 17 de agosto de 2014

LA EUFORIA DE LAS CUMBRES SON PELIGROSAS



“Porque lo importante no es llegar, sino saber bajar”. Ambas frases, la del título y ésta del comienzo, las oí en la radio esta mañana entre sueños en el Programa SER aventureros y me esforcé en memorizarlas. Me parecieron prodigiosas y una metáfora espléndida de la vida de todos los mortales. Y enseguida me acordé de los personajes públicos que han llegado a las cumbres más altas del poder, la fama, la gloria y cuando van bajando son un espectáculo tal que dan hasta lástima, porque han perdido todos los modales, sabiduría, sana costumbre y elementales hábitos para ir por la vida sin ser jarrones chinos, muñecos rotos, seres absurdos tan pagados de sí mismo y de altura, aunque no den la talla, que son incapaces de mirar a ras del suelo las cosas, las gentes la vida en su fluir cotidiano que es la manera más inteligente y certera de mirar.

Hablaban en el Programa de la SER de los deportistas de élite que son capaces de escalar las montañas más altas, pero que después de llegar les queda lo más difícil: la bajada, que quizá desprecian, olvidándose de sus dificultades ya que sólo les queda en su cabeza la gloria de haber alcanzado la cumbre y acaso la borrachera es tan fuerte que se olvidan ya de todo lo demás... y se pierden, como se pierden, quienes han conseguido, acaso, grandes servicios a su país cuando estaban en el gobierno del mismo, y al dejar la poltrona y el bastón de mando: la puerta del despacho ya no la abre ningún ujier, la del coche debe abrirla él mismo, o no se abre, si quiere entrar, el café ya no es servido por cualquiera de las muchas secretarias, no hay bajadas de cabeza ante su mirada autoritaria y los círculos apretados, que le aupaban más y más, de funcionarios, técnicos, compañeros de partido y un larguísimo etcétera de personajes serviles que medraba alrededor de su poder han desparecido... y ellos no saben desaparecer... y se quedan solos... y van rumiando su soledad y sus neuras a solas y la carga a cuestas, ante el desprecio o la indiferencia de quienes fueron más sus fieles seguidores.

Los hay que se han enriquecido tanto y de forma abusiva, enfermiza (para qué habrán querido amasar tanto, siempre me pregunto) e ilegal que, o están imputados, investigados por las fuerzas y cuerpos de seguridad, fiscales y jueces, o vegetan con sus huesos en la cárcel, aunque se resisten a devolver lo robado o nadie sabe cómo logran salir con los bolsillos bien llenos. Son listos y lo robaron bien robado. Pero como quiera que sea van de tumbo en tumbo, de programa basura a programa de similar hechura como quien no ha roto un plato, y sin saber adaptarse a la realidad que les ha tocado en suerte: saber bajar la pendiente con dignidad, valentía e inteligencia.

Y es que lo difícil no es subir o ganar, todo el mundo ha subido alguna vez y en algún momento ha triunfado, lo difícil es saber perder, saber bajar, adaptarse a vivir como todo hijo de vecino y de buena madre y devolver lo robado hasta el último céntimo.

1 comentario:

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Perdón, perdón por la falta garrafal en el título:
Debe decirse correctamente: LA EUFORIA DE LAS CUMBRES ES PELIGROSA