miércoles, 6 de agosto de 2014

DESDE TREBLINKA A GAZA


Algunos pensarán que es exagerado el título, pero es lo que he hecho durante tres tardes, ir constantemente del infierno del campo de exterminio polaco de miles de judíos a la destrucción de Gaza con 1.800 muertos, 9.500 heridos y 240.000 personas desplazadas, mientras iba leyendo el libro de Chil Rajman, un judío polaco que fue testigo del Holocausto al ser deportado a Treblinka, allí se encargó de rapar a las mujeres antes de ser ejecutadas o buscar dientes de oro entre los cadáveres. El testimonio es implacable, considerado por la crítica como “uno de los mejores testimonios sobre el exterminio” y “caso único dentro de la literatura del Holocausto”. El libro titulado Treblinka incluye un célebre texto de Vasili Grossman, que fue utilizado precisamente como prueba en los juicios de Núremberg y en el que se cuenta con todo lujo de detalles cómo funcionó la maquinaria de destrucción de aquel infierno, que al decir de este autor “el infierno de Dante resulta un juego inofensivo e inocente de Satán”.

Tanto el testimonio de Chil Rajman, que tuvo la suerte de escapar, tras el levantamiento en el que participó, siendo uno de los 57 supervivientes, como el epílogo de Vasili Grossman, son dos textos estremecedores por la crudeza y crueldad de los hechos y la capacidad de maldad del ser humano hasta límites insospechados.

Ne me atreveré yo a comparar este genocidio con la masacre operada en Gaza contra los palestinos, pero sin querer la sensibilidad y humanismo que le recorre a uno las venas, al contemplar día tras día la muerte de seres inocentes, muchos cientos de niños entre ellos, la destrucción de viviendas, hospitales, escuelas de la ONU y otros centros públicos, le llevan a aquel exterminio que los alemanes llevaron meticulosa y despiadadamente con los judíos. ¿Cómo entender ahora, por mucha defensa propia que se tome por excusa, que sean los israelíes los que cometen este atropello de tal magnitud a todo un pueblo? Esto no es una guerra, es una masacre y puestos a no entender: ¿Cómo entender los brazos cruzados de Europa, el mundo y la hipocresía de Estados Unidos? ¿Y quién lo entiende? Explíquenoslo, por favor.

Yo no soy ni antijudío ni antiisraelí, como Emilio Menéndez del Valle, experto en relaciones internacionales, pero como él me opongo a los gobiernos israelíes que ocupan territorios que no les pertenecen y que causan matanzas para perpetuar su ocupación y retomo como él este testimonio de la Asociación Independiente de Voces Judías, que publicó el Financial Times al principio de la invasión:

"El bombardeo de Gaza ha causado no solamente un elevado número de muertos y heridos civiles, sino también un severo trauma psicológico. ¿Cómo podemos esperar que los niños que han sufrido la muerte violenta de sus familiares y amigos y la destrucción de sus casas perdonen no sólo a sus vecinos israelíes sino también a las potencias mundiales que no han hecho nada para defenderlos? En cuanto judíos, estamos horrorizados por las acciones de un gobierno que falsamente pregona que actúa en nombre de todos nosotros. Es hora de insistir en la detención inmediata de la expansión de las colonias que facilite el inicio de un proceso que ponga fin al bloqueo y a la ocupación".

Pues eso.
Y así, ¿hasta cuándo, tras esta última tregua?

2 comentarios:

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Nota aclaratoria, por si hiciese falta.
Cuando hablo del campo de exterminio, naturalmente que me refiero al que implantó, en territorio polaco, el Gobierno del Tercer Reich, cerca de Treblinka, quien fue el culpable y el exterminador.

Anónimo dijo...

El uso de la expresión campo de exterminio polaco es un
enunciado no sólo insultante pero que a su vez conduce a conclusiones
erróneas. El mismo era un campo de concentración alemán impuesto en el
territorio de Polonia invadido. Le agradeceremos que haga las
correcciones pertinentes a dicho artículo.