Algunos pensarán que es exagerado el título,
pero es lo que he hecho durante tres tardes, ir constantemente del
infierno del campo de exterminio polaco de miles de judíos a la
destrucción de Gaza con 1.800 muertos, 9.500 heridos y 240.000 personas
desplazadas, mientras iba leyendo el libro de Chil Rajman, un judío
polaco que fue testigo del Holocausto al ser deportado a Treblinka, allí
se encargó de rapar a las mujeres antes de ser ejecutadas o buscar
dientes de oro entre los cadáveres. El testimonio es implacable,
considerado por la crítica como “uno de los mejores testimonios sobre el
exterminio” y “caso único dentro de la literatura del Holocausto”. El
libro titulado Treblinka incluye un célebre texto de Vasili Grossman,
que fue utilizado precisamente como prueba en los juicios de Núremberg y
en el que se cuenta con todo lujo de detalles cómo funcionó la
maquinaria de destrucción de aquel infierno, que al decir de este autor
“el infierno de Dante resulta un juego inofensivo e inocente de Satán”.
Tanto el testimonio de Chil Rajman, que tuvo la suerte de escapar, tras
el levantamiento en el que participó, siendo uno de los 57
supervivientes, como el epílogo de Vasili Grossman, son dos textos
estremecedores por la crudeza y crueldad de los hechos y la capacidad de
maldad del ser humano hasta límites insospechados.
Ne me atreveré
yo a comparar este genocidio con la masacre operada en Gaza contra los
palestinos, pero sin querer la sensibilidad y humanismo que le recorre a
uno las venas, al contemplar día tras día la muerte de seres inocentes,
muchos cientos de niños entre ellos, la destrucción de viviendas,
hospitales, escuelas de la ONU y otros centros públicos, le llevan a
aquel exterminio que los alemanes llevaron meticulosa y despiadadamente
con los judíos. ¿Cómo entender ahora, por mucha defensa propia que se
tome por excusa, que sean los israelíes los que cometen este atropello
de tal magnitud a todo un pueblo? Esto no es una guerra, es una masacre y
puestos a no entender: ¿Cómo entender los brazos cruzados de Europa, el
mundo y la hipocresía de Estados Unidos? ¿Y quién lo entiende?
Explíquenoslo, por favor.
Yo no soy ni antijudío ni antiisraelí,
como Emilio Menéndez del Valle, experto en relaciones internacionales,
pero como él me opongo a los gobiernos israelíes que ocupan territorios
que no les pertenecen y que causan matanzas para perpetuar su ocupación y
retomo como él este testimonio de la Asociación Independiente de Voces
Judías, que publicó el Financial Times al principio de la invasión:
"El bombardeo de Gaza ha causado no solamente un elevado número de
muertos y heridos civiles, sino también un severo trauma psicológico.
¿Cómo podemos esperar que los niños que han sufrido la muerte violenta
de sus familiares y amigos y la destrucción de sus casas perdonen no
sólo a sus vecinos israelíes sino también a las potencias mundiales que
no han hecho nada para defenderlos? En cuanto judíos, estamos
horrorizados por las acciones de un gobierno que falsamente pregona que
actúa en nombre de todos nosotros. Es hora de insistir en la detención
inmediata de la expansión de las colonias que facilite el inicio de un
proceso que ponga fin al bloqueo y a la ocupación".
Pues eso.
Y así, ¿hasta cuándo, tras esta última tregua?
miércoles, 6 de agosto de 2014
DESDE TREBLINKA A GAZA
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 2:38
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2 comentarios:
Nota aclaratoria, por si hiciese falta.
Cuando hablo del campo de exterminio, naturalmente que me refiero al que implantó, en territorio polaco, el Gobierno del Tercer Reich, cerca de Treblinka, quien fue el culpable y el exterminador.
El uso de la expresión campo de exterminio polaco es un
enunciado no sólo insultante pero que a su vez conduce a conclusiones
erróneas. El mismo era un campo de concentración alemán impuesto en el
territorio de Polonia invadido. Le agradeceremos que haga las
correcciones pertinentes a dicho artículo.
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