“Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos...
...Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso”.
José Agustín Goytisolo
Hay días que no tienes ganas de nada. Todo te parece sin sentido y el
gris monótono de los días se ha apoderado y adentrado hasta los rincones
más profundos de tu alma.
Hay días que la vida tiene un mal sabor
de boca y detrás de cada porqué y de cada pregunta llueven más porqués y
más interrogantes sin respuestas ni salidas.
Y nos siguen
sepultando las palabras, que ya no nombran el centro de las cosas y su
esencia, y sigue reinando un clima pesado de exabrupto,
descalificaciones y cinismo a manos llenas y la desigualdad creciendo
cada día a marchas forzadas.
Y tienes que salir del lodazal y
asirte, más que a un clavo ardiendo, a la mano de tu padre, tu hermano
mayor o a tu mejor amigo y, al azar, empiezas a recitarte de forma
pausada y melancólica, aquellos versos de uno de los más bellos poemas y
canciones del siglo XX. (1)
Porque la vida ya te empuja y aunque
aúllen detrás de ti, tú no puedes volver la vista atrás y no sólo la
vista, sino tus pasos y tu aliento, porque hay que buscar la mirada de
los otros, sus pasos y el calor o el frío de su piel, su sufrimiento o
su alegría.
Tú no puedes volver atrás
porque la vida ya te empuja
como un aullido interminable.
Hija mía es mejor vivir
con la alegría de los hombres
que llorar ante el muro ciego.
Tuvo suerte el poeta y la hija pasó a ser, por la magia prodigiosa de
la poesía y la canción, una inmensa multitud, y gracias al don de las
palabras vírgenes hemos hecho corro y fiesta común, con risas y
abrazos, cuando creíamos que todo estaba perdido y nos cercaba la luna
negra, la náusea o el miedo.
Te sentirás acorralada
te sentirás perdida y sola
tal vez querrás no haber nacido.
Yo sé muy bien que te dirán
que la vida no tiene objeto
que es un asunto desgraciado.
¿Cómo no estirar de lo mejor de uno mismo, cuando ves en apuros a tus
hijos y no echarles las manos y darles un grito o cantarles una nana
para que el sueño los acoja en el regazo amoroso y cálido?
Así el poeta sacó de sí lo mejor de sí mismo y lanzó el mejor de los salvavidas.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Con harta frecuencia miras y miras a los lados y no ves a nadie y te
preguntas dónde va este tren vacío, como el de Mujer con alcuza de
Dámaso Alonso, y qué haces perdido en una estación desierta y ves que no
eres nada y podrías esfumarte y desaparecer sin más y sin que nadie
levantara un dedo ni dejara caer una lágrima. Pero...
Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.
Pero yo cuando te hablo a ti
cuando escribo estas palabras
pienso también en otros hombres.
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
Y te acuerdas de otros versos del gran Aleixandre, que nos salvó
también del miedo y la soledad amarga, pensando y regalándonos la
imagen de una plaza soleada y concurrida.
Y está el grito de socorro
de los otros o la transmisión de su coraje que hace el milagro de
convertir tus miedos en fortaleza, riesgo y seguridad.
Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.
Entonces siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Estoy seguro que Julia, a quien el poeta dedica estos versos, se habrá
agarrado a estas palabras salvadoras, como todos los hijos hemos quedado
prendidos para siempre de una lágrima o un suspiro o un azote a tiempo o
una lección magistralmente dada o un gran ejemplo o una debilidad en
tiempos de escasez o un último abrazo o un dinero en el momento oportuno
o la mejor de todas las manos.
Y lo más bello y más cenital (si es que en este poema no todo es bellísimo y prodigioso):
Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino nunca digas
no puedo más y aquí me quedo,
porque...
La vida es bella tú verás
como a pesar de los pesares
tendrás amor tendrás amigos.
La vida y su belleza junto al amor y la amistad: algunos de los
puntales más seguros como río caudaloso, regalo, don y océano infinito.
Por lo demás no hay elección
y este mundo tal como es
será todo tu patrimonio.
Otro argumento de peso y de razón profunda: es nuestro mundo, en él nos
lo jugamos todo y a la postre por él tenemos que apostar, a favor de
la vida y sus desvelos, la suerte y sus afanes.
Con la clave final o si se prefiere la guinda del ejemplo humilde y paterno.
Perdóname no sé decirte
nada más pero tú comprende
que yo aún estoy en el camino.
Y siempre siempre acuérdate
de lo que un día yo escribí
pensando en ti como ahora pienso.
Éstos son los milagros en los que creo. Hoy puede ser un gran día,
porque a pesar de los pesares la vida es bella, nos espera y con ella
las ráfagas del amor, la amistad o la ternura y la posibilidad de
pasarlo bien en este tren que nos puede llevar a todas partes.
(1) Es el famoso poema Palabras para Julia, de José Agustín Goytisolo.
La voz desgarrada y rota de Paco Ibáñez le da calor, cobijo y más
profundidad si cabe.
www.youtube.com/watch?v=453YRNSu4ww
(2) Lo escribí hace años y he querido traerlo aquí, casi-casi como entonces, a esta sombra de los mejores.
miércoles, 4 de junio de 2014
PALABRAS PARA JULIA - XLII
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 3:46
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