¿MONARQUÍA O REPÚBLICA?
Venía hace días dándole vueltas al asunto y no terminaba de ver ni el
rechazo de unos ni la urgencia de otros, ante la que sigue cayendo, y de
pronto, una viñeta de El Roto, me responde en la línea en la que yo
mismo me debatía, porque diría igual que su mendigo protagonista ante la
pregunta que alguien desde fuera le plantea: ¿Qué prefieres, Monarquía
Parlamentaria o República? Y contesta: Un trabajo.
Pues eso.
Porque noto, como algunas gentes de mi alrededor, que me voy cansando
de los unos y los otros y, aunque estoy convencido de que es harto
difícil defender en frío y en razón la monarquía, y que si se hace así
sin retóricas al uso de monárquicos de pro y de toda la vida, no resiste
un envite. Pero yo, como el mendigo, ya digo, hoy, aquí y ahora, lo que
quiero para mi sociedad es trabajo, sanidad para todos, escuela
pública, igualdad de oportunidades, apoyo a los dependientes, una casa
digna, mejor trato a los jubilados, etc, etc. etc. Aquí y ahora. Y no
siendo monárquico, como no lo soy, apoyaría en este momento actual al
Príncipe de Asturias, a quien hemos pagado entre todos su formación y
parece que con muy buenos resultados y fundadas esperanzas. Lo que no
obsta, desde luego, para que en su día no muy lejano, cuando se reforme
la Constitución se plantee al pueblo soberano el dilema de la Monarquía o
la República.
Si hoy se hiciera ese Referéndum parece a todas
luces que saldría la Monarquía Parlamentaria con lo que hubiéramos hecho
un pan como unas hostias.
Algo así viene a decir en su columna
dominical Manuel Vicent: “El referéndum sobre la Monarquía o la
República es un regalo que el rey Felipe VI debería hacerse a sí mismo,
puesto que con toda probabilidad lo iba a ganar”.
Y el poeta
Caballero Bonald, quien en un principio vería oportuno el debate, luego,
meditando sobre el asunto, es partidario de esperar a ver qué dice
Felipe VI y qué programa anticipa, y a la pregunta de Juan Cruz sobre si
tiene un presidente de la República en la cabeza, contesta que sí, que
tiene uno: don Manuel Azaña. Naturalmente se va por donde las musas le
llevan. Toma, y yo. Porque si pensamos en alguno que podría serlo nos
volvemos más monárquicos que el que más.
Demos tiempo al tiempo,
información y formación con sus pros y sus contras, sus razones y
argumentos de peso, dejemos el fuego de la pasión y la urgencia para los
problemas antes apuntados, exijamos a todos los partidos políticos que
dejen de marear la perdiz y aguantar el chaparrón, unos sin hacer nada,
otros enredados entre sí, y elevemos todos el nivel de tolerancia, lucha
sin cuartel contra la corrupción y la desigualdad creciente y aportar
el granito de arena, de compromiso y de dignidad que nos debemos y les
debemos a nuestros conciudadanos. Sin dejar en el olvido, eso sí, el
referéndum obligado sobre Monarquía o República, como obligada es la
reforma de la Constitución, porque como dice Manuel Rivas: “Mientras se
elogia la madurez democrática, negar a los españoles un referéndum tiene
el alto riesgo de atornillar la monarquía como una imposición
patrimonial. Un asunto de monárquicos”. Y no es eso, no es eso.
martes, 10 de junio de 2014
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 7:16
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