miércoles, 26 de marzo de 2014

A LA SOMBRA DE LOS MEJORES XXXI


ANTES DE QUEJARTE, MIRA HACIA ATRÁS

Decía un anciano
que sólo se había quejado una vez en toda su vida.
Cuando iba con los pies descalzos
y no tenía dinero para comprar zapatos.
Entonces vio a un hombre feliz que no tenía pies.
Y nunca volvió a quejarse.
Tony de Mello

Eso decía el sabio y heterodoxo Tony de Mello y yo que he escrito tanto y hablado no menos de la queja hasta ridiculizar los gestos más comunes y cotidianos, como aquel con quien te encuentras y a quien preguntas cómo está, y va y coge carrerilla y baja pendiente abajo a toda velocidad contándote, sin dejarte hablar, los mil y un quebrantos, los cientos de operaciones quirúrgicas suyas y de sus familiares y de lo mal que le trata la vida y todos los achaques con los que se levanta ya de mañana, y como nunca he utilizado ese microrrelato tan acertadísimo y oportuno para estos casos, he prometido citarlo a diestro y siniestro y en todo tiempo y lugar. Así que he querido adrede traerlo aquí, a estos “A la sombra de los mejores”, puesto que para mí es estar como Dios, porque es una sombra beneficiosa que te relaja, te da paz, te quita las telarañas de la miopía y la ignorancia, mitiga la fuerza bestial y dogmática de los rayos implacables del sol y te ayuda a caminar con pie derecho por este mundo en exceso accidentado.

Insisto, primero para yo mismo aprender la lección, y segundo para que no lo olvides y en el primer momento que la tentación y la mala costumbre te llegue, hagas lo mismo que cuando comienzas, a lo tonto y sin venir a cuento, a ponerte furioso, que cuentes diez y se te irán pasando las ganas de echar por la borda toda la mierda que llevas dentro, ¡y llevamos tanta dentro y fuera!

Así que mira hacia atrás, y te pasará lo que a mí un día en el hospital que alardeaba (porque hasta alardeamos de eso) ante los compañeros de habitación de las cinco operaciones que había sufrido y me contestó la señora, que tenía al lado, que a ella le habían intervenido trece veces, 13, y desde entonces intento no ir por la vida contando las veces que me han rajado y cosido.

Sí, sí, no hay nada como mirar hacia atrás, siempre hay alguien peor y quizá hasta sonría permanentemente, y lo menos que puedes hacer, que podemos sentir, es que nos dé vergüenza llevar siempre la queja por bandera.

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