NOS IMPORTAN UN PITO
“Me importáis un pito”.
Iñaqui Gabilondo
Sí,
eso dijo, Iñaqui Gabilondo, en las mañanas de la SER y después en su blog: “Me importáis un pito”, y mientras lo
iba oyendo notaba que se me helaba la sangre, porque nunca había visto a Iñaqui
tan duro, tan irónico, sarcástico, más bien, y tan necesario, y además de
anotar “me gusta” le di las gracias, qué menos. Y ¡ojo! porque se dirigía, a
quienes llamaba amigos, a los que participarían ese día contra la pobreza en el
día de la misma.
Ésta
es la verdad, si nos quitamos la careta de hipócritas que se nos ha puesto por
bandera.
Porque
lo grave, y ya es grave vivir en la pobreza, en este mundo, en este país
desdibujado, -tres millones de familias desnutridas, como informa Cáritas-, en
el que están siendo estranguladas las clases medias, en el que los que tienen
más van teniendo mucho más aquí y allá, quiero decir de mala manera en países
fiscales, -es la recuperación de los ricos, como sostiene el economista Joaquín
Estefanía, y los que tienen poco, cada día tienen menos, y me da que no lo
arregla ni Dios... Habrá que leer el libro recomendado por Enrique Gil Calvo: “Repensar la justicia social” de Francois
Dubet.
Lo
más grave es:
que
hay cuerda para rato, por mucho que nos canten baladas para adormecer doncellas
con los brotes verdes y la luz al final
de este túnel que han construido otros,
que
con la calderilla (caridad) que les damos a los que no tienen nada, nunca se va
a solucionar nada, ni siquiera para lavar la conciencia, por muy laxa que la
tengamos,
que
los gobernantes ni gobiernan ni gestionan haciendo lo más importante y
esencial: que la tarta se reparta mejor y llegue para todos, y si no logran
algo en este sentido que lo dejen ya y permitan pasar a otros menos corruptos,
más inteligentes, mejor preparados, más cualificados en humanismo, honestidad,
coraje y manos limpias.
Y
es que ya va siendo hora de repartir no sólo riqueza, sino también horas de
trabajo, porque no sólo de pan viven el hombre y la mujer, también de un
trabajo que llevarse a la boca y al alma y, si lo tienes, no quieras antes de
tiempo jubilarte, que hay que levantar España ¡coño!, y si no te gusta la
palabra España, qué más da, tu tierra, tu país, porque de ir al grano se trata
y no cantarle milongas a la luna en debates de barra de bar y tertulia
televisiva: según Eurostat, España es el país más desigual de Europa,
y
es que hay que tener el valor de decir hacia adentro, hasta que se nos congele
la sangre o, mejor, nos hierba: nos importan un pito y se nos caiga
la cara de vergüenza por los siglos de los siglos.
Porque
ésta es la verdad: nos importan un pito.
Gracias,
Iñaqui Gabilondo, por tu magnífica sombra de hoy y de siempre.
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