EL OLVIDO... ESE SUICIDIO COLECTIVO
“Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa”.
Ángel González
Quisiéramos a veces olvidar nuestro pasado dejando de lado que somos
fruto del ayer y del presente que nos va conformando, pero estamos
hechos, para bien o para mal, de los materiales que se han ido
incrustando en nuestra piel, ya que somos lo que nos hemos hizo forjando
en cada momento de nuestra vida. Es inútil querer borrar las huellas
del pasado, y un error no exento de culpa borrar las heridas del
hemiciclo producidas por las balas insensatas de Tejero y sus huestes.
Las heridas están en la memoria de todos que es más fuerte que la
piqueta de los albañiles destructores o de los pintores armados de yeso,
aguaplás y pintura.
Quisieron y siguen, cómo es posible siquiera
pretenderlo, queriendo borrar del mapa los campos de concentración del
terror nazi y atrocidades de todas las dictaduras que en el mundo han
sido como la barbarie de uno y otro bando de aquí y de allá.
Quisieron borrar del mapa a los caídos del bando contrario de los
vencedores. Y les está costando lo indecible a todos los familiares
encontrar a los muertos que después de tantos años yacen en las cunetas y
otros lugares condenados al olvido y a una segunda muerte.
Quisieron... siguen queriendo...
Pero es inútil. La historia no debe borrarse porque es un espejo
necesario donde mirarnos. Hay lecciones magníficas y espléndidos
testimonios que nos espolean para seguir adelante por el buen camino y
errores, más de una tropelía y faltas graves en general que hacen que
nos avergoncemos. Ya dijo Kar Marx que “la vergüenza es un sentimiento
revolucionario”, y humanísimo añadiría yo. Y con Ángel González:
“... si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa”.
Porque el olvido es la muerte en vida y peor aún que la misma muerte.
jueves, 9 de enero de 2014
A LA SOMBRA DE LOS MEJORES XXII
Publicado por ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ en 3:07
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