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EL VALOR DE LAS PIEDRAS FRENTE A LAS PERSONAS: Musía y Manar
“Si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu
hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y
ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu
ofrenda”. Evangelio de San Mateo. 5:23
Me alegro de que se
construya la iglesia de Muxía, destruida totalmente por un incendio y
más me alegro de que Manar Almustafa sea trasladada para ser curada a la
península. Pero me irrita hasta la náusea que la primera a las 24 horas
de ser devastada se decida reconstruir “cueste lo que cueste” en
palabras del presidente de la Xunta de Galicia y la segunda, una mujer
de 30 años, refugiada siria, haya estado en Melilla dos meses esperando
ser trasladada a la península para ser tratada de quemaduras en el 90%
del cuerpo.
Manar, que perdió a su hija y a parte de su familia
después de que una bomba cayera en su domicilio de Homs, huyó de la
guerra junto a otros parientes por diferentes países hasta llegar a
Melilla. Menos mal que al final, tras dos meses de espera y fortísimos
dolores, el Gobierno ha concedido su asilo, una vez que se han
solventado las dificultades burocráticas (dos meses con un ser humano
quemado en el 90% sin tratamiento adecuado en un centro especializado) y
trasladada a Barcelona para su curación.
¿Ello no exige una
reflexión para navegantes de todos los bandos, creencias e increencias?
Creo que sí y aunque sólo sea para dar razón de mi irritación y cabreo
hasta la náusea en un país que se dice creyente en su mayoría y se pasa
por el forro las páginas centrales del evangelio en el que dice creer y
lee durante veinte siglos como papagayos.
Porque allí se dice con
claridad meridiana: “Si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí
te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí
delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces
ven y presenta tu ofrenda”. Mt. 5:23, que dicho de otra forma, pero en
el fondo, exactamente igual, es lo que cantaba Atahualpa Yupanqui:
Hay una cosa en la tierra
más importante que Dios
es que nadie escupa sangre
pa’ que otro viva mejor.
No, no es una blasfemia ¡almas benditas!, es el fondo más firme y
profundo del Evangelio de Jesús de Nazaret, lo que pasa es que muchos
ministros, por muy ministros que sean, siguen más a Rouco Varela o a
Escrivá de Balaguer. Para Dios, en el caso de ser, hay cosas más
importantes que Dios, sus hijos, como a todo buen padre, por otra parte.
Lo primero es lo primero, amigo creyente, lo que está a tu lado y, una
vez atendido, puedes dirigirte al templo y adorar a tu Dios.
¿Te das
cuenta de por qué me irrita, me da vergüenza y me produce profundo
escándalo que se dé más importancia a las piedras del Monasterio de la
Virgen de la Barca que a seres humanos doloridos y destrozados, de
infinitamente más valor que las piedras de todos los templos del mundo,
sean de acá o de allá, porque todos son de los nuestros, ciudadanos de
este mundo que nos pertenece a todos y de todos debemos responder? Lo
demás son creencias huecas y sacristías de pandereta, ahítas de incienso
y humo.
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