jueves, 19 de diciembre de 2013

EL PRIVILEGIO DE SER VOLUNTARIO





Me invitaron a hablar, esta mañana, en nombre de todos los voluntarios de los Centros de Personas Mayores de la ciudad y no me negué naturalmente, así que pergeñé un breve esquema para un  breve discurso, no querían más, y hablé diciendo que me gustaría (al hablar en nombre de todos) captar y sintonizar su sentir, su pensar y su ser en calidad de voluntarios.

Somos unos privilegiados me atreví a decir, porque así lo siento. En medio de la noche larga y amarga que nos ha tocado en suerte de corrupción al por mayor y de avaricia hasta el infinito, llevar una luz es un enorme privilegio, pero que en gran medida debemos a los otros. Algo hemos puesto de nuestra parte, pero nos ha sido dado por nuestros antepasados, padres, maestros, libros... un germen que ha ido creciendo muy dentro de todos nosotros y que nos diferencia de los que reverencian al dinero y es su dios, pero, ojo, que los corruptos son de nuestra pasta y nosotros podemos llegar a ser de la suya, así que ¡ojo! con sacar pecho.

Esa luz se llama solidaridad, desprendimiento, altruismo, generosidad, dar sin nada a cambio. Valores imprescindibles para vivir la vida que nos ha tocado vivir y con ellos iluminar la noche.

Y por ello estamos agradecidos, a las Instituciones, al Ayuntamiento y los Centros de Mayores en este caso, que nos permiten ejercer estos valores, nuestros conocimientos y destrezas y la experiencia de cada cual y a los propios alumnos que sacan lo mejor de todos nosotros, sin que ello sea una excusa para ahorrarse puestos de trabajo. Tema delicado.

Somos los más beneficiados. Así lo creo y así lo vivo en mis talleres de escritura creativa. Ellos me obligan a estar activo, ser más creativo, preparar un programa distinto para cada curso, y ya van cuatro, y cada sesión, donde te la juegas cada día, como dicen los buenos maestros y profesores y yo solo aspiro a ser un alumno aventajado de la escuela de los mejores.

Mi particular reflexión sobre la solidaridad. Eso me salió un día jugando con la palabra, que si la desdoblamos nos encontramos con SOL - DAR - DAD - Y  - Y:

Sol, para todos sin excepción, blancos, negros, ricos, pobres...

Dar, entregar, sin  pedir nada a cambio, como el río que fluye y enriquece la vega con sus aguas y darse, soldarse con el otro y caminar a su lado.

Dad, como mandato por parte de una sociedad de que nos interpela y  llama al compromiso.

Y más Y, juntos, unidos, en cadena, en red.

Llamados a salvar el planeta que supone limpiar el jardín y la ribera de tu propio pueblo, terminé diciendo.  Salvamos el planeta cada vez que ejercitamos la generosidad y damos parte de nuestro tiempo y de nuestros pequeños o grandes conocimientos.

Oímos algunas canciones en el salón del Ayuntamiento donde se celebraba el acto y, tras oír unas bellas canciones de acordeón, nos fuimos más de doscientas personas allí reunidas a una comida de hermandad, en señal de agradecimiento de parte de  la Corporación Municipal.

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