miércoles, 13 de noviembre de 2013

A LA SOMBRA DE LOS MEJORES XIV



“Ocuparse de las cosas y no medirse con los demás”.
Rafael Sánchez Ferlosio

 
Se me antoja escribir esta entrada a dúo. Así de sencillo: yo escribo lo que me apetece, lo que me venga en gana o aquello que me sugiere esta espléndida frase, pongo puntos suspensivos y allá tú: escribes, piensas o te largas. Todo lo que hagas será bien-recibido.

Vamos pues:

Ocuparse de las cosas, en las que entran lógicamente los demás, gente de carne y hueso, de aquí y de allá, de cerca y de lejos (los de casa, mismamente) no sea que nos pase lo del otro, que decía amar a todo el mundo y se pasó la vida sin mover una paja por los demás o de otro que se ocupó de la calle como el que más, pero tenía la casa hecha un desastre y ocuparse de las patrias, todas, pero principalmente de los que las habitan, no vayamos a ser tan patriotas que nos lancemos a linchar a quienes no piensan simplemente como nosotros, todo un contradios, quiero decir un contrasentido... sigue...

Ocuparse, mejor que preocuparse, como nos enseñan los expertos en Desarrollo Personal, de aquellos, siempre muchos, siempre demasiados, a los que les va la vida nada bien y cuando te están hablando y diciendo cómo les va y lo jodido que se les presenta el futuro, no te lanzas calla abajo con tus miserias, dolencias y las piruetas que hacen tus nietos y las maravillas maravillosas de tus hijos o las miles de enfermedades que te rondan o han hecho su aposento en tu cuerpo y alma doloridos... Después de leer el libro, El club de lectura del final de tu vida, la sombra del personaje central de la historia, Mary Ann, es tan alargada, por lo fascinante, que no se olvida tan fácilmente: una mujer que vivió comprometida de por vida y siguió ocupada de los demás, aun en sus dos últimos años, llevando, a la vez, con una entereza ejemplar, su enfermedad, sigue por favor...

Ocuparse de las cosas, y principalmente de las personas, y no medirse con los demás. Yo me lo he dicho cientos y cientos de veces porque, como a todo hijo de vecino, me cuesta llevarlo a la práctica, para no compararme, no medirme, no pesarme, no mirar de reojo la obra de los otros..., que bastante tiene uno con dar lo mejor de sí mismo y después que salga el sol por Antequera... ¿te apetece seguir?

Y para terminar, por mi parte: no querer ni pretender ser el más listo (qué fatuidad), el más guapo (qué engreimiento), el mejor en todo (qué estupidez) y así sucesivamente, que bastante tiene uno con ser lo que es, la mayor de las tareas que nos propusieron algunos grandes filósofos: sé tú mismo... Un día de inspiración me vino esto:

Ser sólo eso,
hombre,
ser vivo
que ríe,
sueña,
juega
con las palabras
y ama.
Ni pájaro,
ni monte alto,
ni famoso adinerado,
ni el último,
ni el primero,
del montón alegre
y bullicioso,
del grupo apretado
y siempre dispuesto
al abrazo.
Como tú piedra pequeña,
piedra pequeña
y ligera.
Como tú piedra
que ríe
y canta por ser piedra.

sigue..., pero no pongas punto final, para que así los demás puedan continuar, y tú mismo, a la vuelta de la esquina.

1 comentario:

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Está claro que no se puede estar en misa y repicando,o en dos sitios a la vez.
Digo esto porque en Facebook hemos batido el récord con este artículo: 36 entradas y 24 comentarios de entre ellas. Para mi es un premio y lo celebro. Gracias amigos.