martes, 29 de octubre de 2013

A LA SOMBRA DE LOS MEJORES X



Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Augusto Monterroso
Lo primero que se nos viene a la mente, me parece a mí, es que el dinosaurio es cualquier dictador de los que en el mundo han sido, y ya son legión y, como se llevaron consigo tantos sueños rotos y destrozados, y tantos despertares con el temblor y el terror a la puerta, cómo no seguir viéndolo nada más abrir los ojos al despertar.
Pero hay más dinosaurios y todos nosotros podríamos hilvanar una larga lista de ellos a gusto del consumidor.
A mí, en estos momentos me vienen montones de ellos a la cabeza, al despertar y al irme a cama y en la calle y en bar y en el gimnasio y frente al ordenador..., pero no demos nombres, cada cual tiene los suyos y seguro que en muchos coincidimos:
Dinosaurios con la cara de cemento y cinismo al por mayor hablando al pueblo llano o no tan llano y que mienten como bellacos
y los que sonríen con la peor de las sonrisas, esas que te atragantan y te dan náuseas
y sus palmeros
y los que no se van de sus poltronas
y los que amenazan para acallar sus vergüenzas
y los que repiten y repiten y repiten para creerse mejor sus mentiras
y los que hablan y escriben desde las vísceras incendiadas
y los peligrosos y farfulleros de guante blanco
y los de lengua siempre afilada
y los que se forran de malos modos en tiempo de crisis y en tiempo de bonanza
y los que meten el dinero bajo las baldosas o lo esconden en paraísos fiscales y se gastan lo indecible en cachivaches de superlujo
y el Peñón del Sur..., siempre nos sale al paso ese peñón, como el pan y el circo de otros tiempos o el fútbol y los toros más cercanos
y las nuevas leyes del aborto
y los nuevos recortes en la enseñanza, en la sanidad y en las pensiones
y... la biblia en verso...
Así que:
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Ah, se me olvidaba: ¿no seré yo también, para algunos, un dinosaurio? Seguro que sí.

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