A LA SOMBRA DE LOS MEJORES IV

LA MUJER DE LOT

“Tal vez miré hacia atrás por curiosidad...
Para no mirar más la nuca justa
de mi marido, Lot.
Por la seguridad repentina de que si yo muriera
él no se detendría.
Por la desobediencia de los humildes”.
Wislawa Szymborska

La mujer de Lot miró hacia atrás,
por curiosidad, tal vez,
o quizá, por piedad,
como buena vecina de sus vecinas,
lejos de la obediencia ciega y cerril de su marido,
Lot, para más señas,
santo, como cualquier santo que se precie
de ser solo santo,
que solo vivía para las alturas
y sus sueños,
allí donde susurran con sus alas los ángeles
de todos los dioses que en el cielo han sido,
y nos dejó para siempre, como buena mujer
una lección de humanidad:
Porque...
¿Por qué tenía que arrojar aquel Dios
fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra,
por pecados, como siempre, de la carne
y convertirla en sal?
¿O fue lo que soñó y creyó el escribano
en su mente turbia, calenturienta y canija?
Hermano:
No tomes el nombre de Dios en vano
y le hagas a tu imagen y semejanza,
canija, calenturienta y turbia.