Y Hitler (por
decir el nombre de un solo dictador) ¿sólo él pudo hacer tanto daño, y sólo él
el autor del mayor de los genocidios? Permítaseme la comparación aun a siglos
de distancia en todos los órdenes, pero puede servirnos.
Mucho antes...,
ya lo dijo Bertolt Brecht en un poema sublime:
El joven
Alejandro conquistó la India. / ¿El sólo?
/ César venció a los galos. / ¿No
llevaba consigo ni siquiera un cocinero?
/ Felipe II lloró al
hundirse / su flota. ¿No lloró nadie más? ...
Dejemos la
historia y vayamos al presente, que un día será historia para no dormir y nos
dará vergüenza de haber soportado tanta miseria, tanta banalidad, tanta
corrupción. Y el presente es Bárcenas y todos sus alrededores.
Porque los SMS
entre Bárcenas y Rajoy ¿sólo son condescendencias de buena educación limpias de
connivencia?
Porque, ¿cómo
es posible que quienes lanzaron a todos los vientos las alabanzas más elevadas
callen, unos, como putas y, otros, pasen a llamarle, por lo más bajo,
delincuente, si es de los suyos tanto como el que más, porque estuvo en un
puesto clave de gran responsabilidad en un mundo en el que sin dinero somos menos que nadie.
Porque, ¿dónde
están Cascos, Acebes, Arenas, Aznar, Rajoy, Cospedal, Mato y un larguísimo
etcétera para dar explicaciones a tumba abierta?
Que no, que no
cuela, que nadie puede (ni el inefable
director de LA RAZÓN, la voz de su amo, Marhuenda, para más señas, más
tertulianos del ABC) quedarse tranquilo, y a otra cosa, lanzando toda una
larguísima serie de vituperios y exabruptos que se le vengan a la boca contra
Bárcenas y a pasar página de la forma más hipócrita que los siglos conocieran.
Que no, que no vale.
Cada página una victoria. /
¿Quién cocinó el banquete de la victoria? / Cada
diez años un gran hombre. / ¿Quién pagó los gastos? /
Tantas historias. / Tantas preguntas.
¿Quién pagó? ¿No
tienen nombre y apellidos los empresarios que pagaron? ¿De dónde salió tanto
dinero? ¿Y a cambio de qué? ¿De nada? ¡Venga ya! ¿Quién pagó los gastos?, decía el poeta. ¿Quién recibió
sobresueldos en medio de una crisis galopante que ha llegado a producir seis
millones de parados? ¿Qué pensarán estos seis millones? ¿Qué piensan? ¿Qué
pensarán sus hijos y los hijos de sus hijos?
¿Bárcenas sólo?
Que no, que no cuela.
Así que pasen
lista, señores del jurado, pasen lista y que nadie salga con los manos en los
bolsillos y silbando a la luna.
Así que tomemos
nota, ciudadanos de a pie, para que nadie nos tome nunca más por imbéciles,
porque esta broma nos está saliendo cara: la corrupción nos pisa los talones y
puede envolvernos.
Ah, y copiar la
mirada joven del historiador Josep Quintana, no tan joven, que acaba de
publicar El futuro es un país extraño,
y dice que si mira a su alrededor lo que ve más estimulante son los movimientos
de base, “porque implican toma de conciencia. Son gente que experimenta la
degradación de sus condiciones y articula una forma de resistencia”, y detecta
una extraña situación: los jóvenes van a protestar a la plaza de Cataluña o la
Puerta del Sol y los padres votan al PP o a CiU. “¿Qué se pueda esperar de
esto? Nada”, añade. Pues eso.
Ah, Sr. Rajoy,
no nos interesa su versión sobre el personaje que no se atreve ni a nombrar,
nos interesa la verdad. ¡Atrévase de una vez!
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