Llueve y
llueve sobre la tierra empapada ¡Una hermosura, un día metido en agua!, que
diría mi padre, labrador de Tierra de Campos. El marzo más lluvioso, en 70 años,
por estas tierras.
Y Dios, sin
hacer caso a las oraciones de las Hermandades y Cofradías de todo el territorio
español, ni compadecerse de las lágrimas múltiples de sus devotos, creyentes en
lo alto y el más allá.
¿Tendría razón
Epicuro cuando decía que los dioses están a su bola lejos de los intereses y
preocupaciones de los hombres? Tendría, porque ¿cómo no echar una mano a esta
gente, con el alma en un puño, pidiendo que deje de llover? Yo, que no soy un santo,
ni amante de las procesiones, tengo compasión
de los que sufren por no poder salir.
Esto es lo que
dijo exactamente, el sabio filósofo, si te interesa saber: "¿Dioses? Tal
vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé, ni tengo medios para
saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen
ni se ocupan ni se preocupan de nosotros." Un ateo, es lo que era, que diría
mi abuela.
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