jueves, 28 de marzo de 2013

PREGÓN PARA LAS FIESTAS DE URUEÑA




Con la llegada de la primavera me fui a Urueña a dar el pregón de las Fiestas de la Anunciada, con los acordes de la gaita en manos de Xoan y a saborear el embrujo de su queimada, delicia de todo el vecindario.

Es mi tierra, y estaba orgulloso y agradecido porque me llevaron a retrotraerme a la mejor de las patrias, la niñez, no en vano, antes de cumplir los doce, cuando el destino me reclamó para altos oficios, fui varias veces a la romería desde mi pueblo, casi-casi a las faldas de las murallas, no sé si a rendir pleitesía y devoción a la Virgen o comer la tortilla y la leche frita que nos preparaba mi madre. Aquella salida tenía un significado infinitamente mayor que hoy un viaje a París, Estocolmo o Nueva York... y tuve que recordar, asimismo, los años en donde hay que demostrar quién eres y cuánto sabes si quieres aprobar una Oposición de la Diputación, en mi caso, y a la pregunta del Tribunal sobre el nombre y estilo de la ermita de Urueña, antes de contestar con rapidez me reí por dentro y un poco por fuera: Iba de niño a la romería. La ermita está bajo la advocación de Santa María de la Anunciación (La Anunciada), único ejemplar en toda Castilla y León, de estilo románico lombardo catalán, siglo XII, contesté.

Y dije que, por orden del señor Alcalde, comience la fiesta, aunque les forcé a escuchar mis cuatro toques-razones para toda fiesta, un sueño para Urueña y un brindis.

Primer toque: Que la fiesta supone un paréntesis bello y necesario para tomar conciencia del significado de la alegría, la convivencia, echar una cana al aire y a la vida, un baile, una comida que sale de madre porque la madre se esmera una vez más, del compartir, constando que la fiesta nos hace más generosos que en el resto del año, y de la liberación del control social y del poder paralizante de la rutina...
Segundo toque: O la importancia de la comida en un  clima familiar y como acto eminentemente social...
Tercer toque: Que no es posible la fiesta sin baile, y les recordé la estrofa picaresca de nuestra tierra: Arrímate bailaor  /  arrímate que no pecas  /  que el que baila y no se arrima, es comer el pan a secas...
Cuarto toque: Que la fiesta potencia el paso del individualismo a la socialización de los espacios y los espíritus...
El sueño para Urueña consistiría en que sepan conjuntar y coordinar los muchos recursos extraordinarios en un pueblo de 200 habitantes, con  varios museos, cinco restaurantes, doce librerías, un Centro del Libro...  para ser a lo largo del año convivan en permanente amor y sintonía el libro, la música y el medio ambiente en esta comarca de  Tierra de Campos y Campos de Torozos desde el balcón entre los dos territorios que es Urueña...

Y para que aprendas el brindis, por si un día me pillas in fraganti, haciendo la apuesta que suelo hacer, me ganes una comida en el restaurante de la zona que desees, si lo recitas exactamente igual:


Vino vinín, de la copa copín,

de la cantincopa.
El que no diga tres veces:
Vino vinín,
de la copa copín,
de la cantincopa,
no probará ni una copa.
¿Cómo se llama tu tía?
María.
¡Caramba, como la mía!
¿Y tu hermana?
Ana,
¡Caramba, como mi hermana!
¿Y dónde tienes la calle?
En la cuesta.
Caramba, como la nuestra!
¿Y la casa?




En la plaza
¡Caramba, como mi casa!

Pero vamos a ver:
Si  tu tía se llama María,
caramba, como la mía,
 y tu hermana, se llama Ana,
 caramba, como mi hermana,
 y teniendo la calle en la cuesta,
caramba como la nuestra,
 y la casa en la plaza,
caramba, como mi casa.

¿Por qué no nos conocemos?
Porque no bebemos.
Pues para que nos conozcamos.
¡Bebamos! ...


No sin antes lanzar un:

¡VIVA LA ANUNCIADA, VIVA LA PELLEJERA, VIVA URUEÑA EN FIESTAS!

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