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Sociales una frase del brillante escritor irlandés, George Bernard Shaw, premio Nobel de Literatura,
avisándonos de que nunca hay que olvidar. Es esta:
"Los políticos y los
pañales se han de cambiar a menudo... y por los mismos motivos."
No necesita ninguna exégesis, porque es tanta la porquería con la que
nos levantamos todos los días al escuchar las primeras noticias de la radio,
que hasta los bebés de pocos días, porque les atufa el olor, ya saben de qué va
la fiesta, de qué va esta vida que nos está tocando vivir. Pero seríamos
injustos, y no hay derecho, si decimos que todos y, si a la vez, no metemos en
el mismo bombo a otros muchos mangantes, chorizos y sinvergüenzas, en general,
de corbata y cuello de ante en el abrigo y hasta con creencias vehementes en
los dioses, hablamos, tal y como te
vienen con la rapidez del rayo a la
memoria, de empresarios, embajadores, banqueros, testaferros... y toda una
fauna ibérica variopinta y atrabiliaria, que se lo están llevando en sacos y bolsas
de la basura, en sueldos, en sobres, en injustas jubilaciones, en sobornos, en
cuentas más sucias que los pañales de bebés a los que se les cambia sin excesiva
premura.
Porque... si le dejamos a un tesorero veintitantos años con las
cuentas, pasa lo que pasa. Para empezar, solo para empezar, se lleva a paraísos
fiscales los millones de euros que todos sabemos. Y, presuntamente, hasta el
cuello de mierda.
Y si le damos la vara de mando, tiempo y tiempo, a un político, sin el
coraje ético que hay que tener, es difícil que no se corrompa con el tiempo, en
dinero, en talante absolutista, en...
Y si le damos mucho poder lo más fácil es que se corrompa mucho más, y
mucho más si le ponemos súbditos de fe y obediencia ciega y lameculos a su
alrededor.
Y si les va llegando mucho dinero, sin que nadie controle, siempre
querrán más los Roldanes, los Mariocondes, los Bárcenas, los Fabras y los
Urdangarines al uso, porque no se
hartan, y el abuso clama al cielo de la desvergüenza.
Y como está superdemostrado que somos un país de pillos y que incluso
estamos convencidos de ello, habrá que sostener que las leyes, en el seno de la
democracia, reduzcan al mínimo las posibilidades de corrupción, como dice
Javier Cercas, y que la mierda no pueda inundarnos, añado.
¡Qué genio, Bernard
Shaw, y cuánto sabía! Pero, ya sabes, alargando la lista y ampliando el cuadro
de (des)honor.
Nota,
no tan al margen: Cuanto más tarde en retirarse Su Majestad, menos confianza de los
ciudadanos en la Monarquía, la desafección no para, y cuanto más tarde Ana Mato
en dimitir, peor para ella y para su partido. Porque lo deshonroso no es
dimitir, sino permanecer un día más en el cargo, no debiéndolo hacer. Porque
cada día que pasa huele peor, como los pañales de los bebés, si no se cambian en
su momento.
3 comentarios:
Yo creo, Ángel, que has sido un poco injusto con la lista que nos has ofrecido. ¿No piensas que pueden sentirse infravalorados aquellos a los que no nombras? Yo comprendo que no hayas nombrado a todos los que son, porque no caben. Entonces mejor no comenzar la lista.
Paciencia, que en cien años todos calvos.
Seguro, Pastor, pero solo pretendía indicar el camino, y es fácil seguirlo hasta terminar nombrando a todos los que son, como tú indicas.
Un abrazo
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