sábado, 12 de enero de 2013

ÚLTIMA GATERA 22




 
                                                                                    G. Busto


Se cerraron las gateras.       Ya no hay gatos,         ni fuera ni dentro.       ¿Tampoco ratones?                 Probablemente no, pero lo que sí hay                   es un tufo pestilente                           de ratones y gatos muertos                              que recorre  las calles     y     plazas       de muchos  pueblos,      ciudades      y    países enteros.              Un ola invade el mundo            y                        no precisamente de paz,          entusiasmo,         justicia      y reparto         más elemental de los bienes                y riqueza                                   de esta tierra,   que es de todos o debería serlo,                     pero alguien                                                      se lo va llevando          a espuertas a paraísos fiscales                                  y llenar de cachivaches      horteras sus salones                    y cuadros de Miró en el excusado que                               ¡hay que ser hortera!  para tener esos gustos estomagantes                                       de nuevo rico o rico de toda la vida                           sin dar un  palo al agua,            aunque no por haber creado               mucha riqueza    y ser rico de pro    y gran emprendedor,                lo que se agradece y se reconoce en buena lid,              tiene derecho a llevarse           casi-casi todo el pastel          y sin declarar a Hacienda.

Ya no hay gatos     y      probablemente                tampoco ratones,           pero lo que sí hay es un olor a peste        y podredumbre que apesta        en todos estos países tan bellos,         por otra parte,       que no se merecen              esta crisis y tanto desastre        diseñada      con lupa     y sin conciencia     por financieros, mercados        y algunas gentes              del bien vivir.
...  ¡qué pena de gatos muertos,         ahora que hay tanta rata       pululando por       los mentideros               más insospechados!       No doy nombres            de la corrupción:         están         en la mente                                                                de todos.

5 comentarios:

Luis Alonso dijo...

Los grandes espacios en blanco (bueno, en azul)que aparecen a lo largo de todo el texto, ¿obedece a algo, o es cosa de la máquina? Un saludo, Ángel.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Obedece a un arrebato, no místico, claro, casi un juego, un intento de darle lentitud al escrito (la última gatera) y no pasar de corrido. Ya sabes que vamos demasiado a aprisa a los sitios. Me gusta que el lector se pare y que alargue el discurso.
Tú sabes, Luis, mucho más de estas cosas.
Un abrazo

El pastor de... dijo...

Con demasiada alegría, en todas partes, -la prueba es que esta última es bilingüe- fuimos eliminando gateras. Consecuencia: las ratas proliferaron por aquí y por allá. Tal es su número y fortaleza que cuando han querido controlarlas era, casi, imposible. Las ratas son muchas, demasiadas, y se han hecho tan fuertes que dictan sus propias normas. Cuando el juez… perdón, quise decir el gato, ¡en qué estaría yo pensando! Intentó imponer el orden, le cortaron las uñas y los bigotes, con lo cual dejó de ser gato y así no volvió a molestar.
Restablezcamos las gateras, antes de que sea tarde.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

LADRONES Y PILLOS Y TIMADORES Y ESTAFADORES Y CHUPOPTEROS Y BANQUEROS Y POLITICOS HA HABIDO Y HABRÁ SIEMPRE. LO QUE HAY QUE SOLUCIONAR AMIGOS ES LA JUSTICIA EN ESTE PAÍS Y QUE SE CUMPLAN LAS CONDENAS A RAJATABLA!!!
C.D.

kaos/artístico dijo...

Ratón que te pilla el gato...
Muy buen texto, algo tan al orden del día y cuyo aroma no puede pasar desapercibido, sin embargo, por alguna extraña razón, el olor a podredumbre solo llega abajo, arriba no parece afectarles.

A ver si empieza a refrescarse el ambiente con un aire fresco a justicia social ¿Hasta cuando estaremos en las cloacas del cinismo?