domingo, 2 de diciembre de 2012

EL DESTINO NO DEBE GUIAR LA VIDA HUMANA / 10



AL GRANO



“Cada uno es artífice de su propia ventura”, Cervantes
“Fitzgerald, famoso novelista estadounidense, decía que si triunfabas a los 20 años podías pensar que todo en ti era destino. Si lo hacías a partir de los 30 tendías a pensar que en tu caso había habido mucho destino, pero también mucha voluntad personal, y si triunfabas en la madurez o en la vejez te olvidabas por completo del destino y justificabas tu éxito únicamente a través del esfuerzo personal, del trabajo, de la voluntad, del no haber cedido nunca a la derrota y de haber luchado en definitiva contra lo que parecía que era tu verdadero destino. ¿Sabe usted qué pienso sobre el destino? Pienso que es eso contra lo que hay que luchar y no algo que hay que asumir”. Citado por  Jesús Ferrero, escritor español.

Pues eso, que nuestro destino, como el camino, nos lo vamos construyendo a medida que vivimos, y a medida que vamos haciendo caminos a lo largo de la vida. Si estudiamos, aprobamos; si plantamos, recogemos; si luchamos contra la mala leche, somos capaces de cambiar nuestro carácter; si aprendemos a dar, llegamos al convencimiento de que es mejor en la vida ser generosos que tacaños; si de la nada creamos arte en sus mil variantes, nos convertimos en creadores: prueba con un  papel en blanco, ponte a escribir y lo comprobarás; si luchamos por cambiar las cosas, las cosas cambian y nosotros con ellas.

El destino no debe guiar la vida humana. Es con la puesta en escena de nuestra libertad como guiamos nuestra vida. No estamos condenados fatalmente a lo que dicen las estrellas, porque no hay nada escrito en ellas, somos nosotros quienes escribimos (vivimos) nuestra biografía, ni nada determinado por los dioses, no influyen en nuestras vidas. Santa libertad.

Ahora bien: Nuestras vidas están rodeadas de circunstancias adversas y favorables y no tienen la culpa ni los dioses ni nuestras bondades o nuestras maldades (pecados). No le busques tres pies al gato, tiene cuatro. Algunos encuentran la muerte, de forma trágica, en accidentes de carretera, otros no, y pasaban cerca de allí, segundos antes o minutos después. Unos mueren de cáncer tras largos sufrimientos y deterioro total y otros se liberan de él y mueren plácidamente en la cama.

 Hay a quienes la mala suerte hace que nazcan en países en guerra y caen achicharrados como moscas. Unos nacen o se hacen millonarios y a otros les ronda la pobreza y la miseria desde su nacimiento. Los dioses, nacidos en la mente humana, no son culpables ni de lo uno ni de lo otro. Es así de duro o venturoso para quienes creen fervientemente como para los que no creen en nada.

2 comentarios:

El pastor de... dijo...

Pero... ¿cómo se puede luchar contra, o aceptar, aquello que no hay?
Caminante, no hay destino, se hace destino al andar. (¿No es así?, bueno, pero a mí me vale) Piensa que no eres tan importante, para que los hados, o los dioses, se fijen en ti.
Ojalá mí destino solo dependa de que yo NO TENGA mala suerte.
Un abrazo.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Sí que hay, porque nos lo han metido a fuego en la sesera y hay que liberarse de ello... hados, dioses, destino... Creo yo.
Y muy bueno, que no se me había ocurrido nunca, y cuidado que tengo siempre en mente los versos de Machado, lo tuyo: Caminante, no hay destino, se hace destino al andar... lo utilizaré, y te citaré.
Un abrazo