martes, 28 de agosto de 2012

LA IMPORTANCIA DE MIRAR DE FRENTE 5


Está claro: cuando la salida ha sido violentada de esa manera, la mirada inteligente le dice a este gato que hay que pensárselo dos veces. ¿Salgo, no salgo?  ¿No será mejor esperar a que pase la tormenta? Y como listo que es, mantiene los ojos bien abiertos y, desde luego, no imita a la avestruz en su estupidez, creyéndose que es suficiente taparse los ojos con las alas para que desaparezca el peligro.

Hay que abrir bien los ojos, parece decirnos, quitar las telarañas de la mente, sinónimo de estereotipos, prejuicios, pereza mental, todo ha sido pensado ya..., antes de lanzarse al ruedo de la calle y de la vida. Y si te va la vida en ello, porque hay que buscar comida o un  puesto de trabajo que llevarse a la boca, no hay más remedio que salir a todos los caminos de cerca o de lejos e internarse en el bosque donde puede haber salidas.

Nota: En estos últimos he escrito de corrido sobre 13 gateras, alguna ya de mis buenos amigos, magníficos fotógrafos, y seguiré dando la tabarra hasta que alguien  me diga, ¡ya está bien chaval!, porque sin llegarle a la suela del zapato, hasta a mi admirado premio Nobel Orhan Pamuk hubiera sido bueno que alguien le hubiera dicho que en su magnífica novela,  El museo de la inocencia, se ha pasado muchos pueblos en algunos momentos y en no pocas páginas, y dicho con todos los respetos.

3 comentarios:

El pastor de... dijo...

Largo rato hace que observo la mirada del gato y me hago algunas preguntas: no hay duda, el gato contempla el mundo exterior a través de su humilde gatera pero... ¿alguien se atrevería a certificar que el gato no es feliz? ¿Alguno de vosotros ve al gato estresado? ¿Os imagináis al gato contoneándose por los aleros de la catedral de Burgos y ser, por ello, más feliz? Sí, ya sé que me diréis que no es más que un gato. Pero precisamente por eso…es un gato feliz.
Bueno, sí que tendría más que añadir pero no quiero…estresarme.
Un abrazo

Gloria Rivas dijo...

A veces me gustaría ser ese gato, esa gata, que sale de la gatera y sube a los tejados, libre, en noches tranquilas de luna llena.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Y ¿a quién no? Y ser feliz y libre en noches de luna llena o menguante.