lunes, 2 de abril de 2012

LA IMPORTANCIA DE HACER COSAS

“Antes de la iluminación, cortar leña, llevar agua. Después de la iluminación, cortar leña, llevar agua”. Proverbio zen

Antes y después.

O en el mismo centro de la iluminación y viceversa, esto es, en el mismo corazón del trabajo manual y corporal, cuando se corta leña, se parte el pan, se lleva agua, se planta un rosal y se cuida el huerto, la lumbre o la caldera de la calefacción.

Para no olvidar que además de cerebro y corazón tenemos manos, pies, cinco sentidos que explotar y mimar y todo un cuerpo que no debe momificarse, por propio provecho, primero, haciendo todo lo posible para que sea independiente y autónomo cuanto ese cuerpo aguante y, segundo, ser la menor carga a los demás, entre otras cosas.

Qué bien les vendría a todos los políticos, jueces, tertulianos, filósofos y poetas... antes y después de sus iluminaciones, mítines mil y reuniones dos mil, conferencias, partos y tertulias, coger el azadón, hacer la compra, tomar un café en el barrio sin escoltas ni guardaespaldas, sin colegas de trabajo e incienso al por mayor y desnudos, como los hijos de la mar, meterse en la piel y el alma de lo real, en la piel y los entresijos y problemas de la gente. Qué bien nos vendría a todos.

He tomado esta idea, como tantas otras veces, de mi admirado Antonio Muñoz Molina (me asomo todas las mañanas a su blog a beber y saciar la sed,) en donde leo (1): “Hacer cosas nos vuelca obligatoriamente en la realidad exterior; nos alivia la tentación al desorden de las ensoñaciones, que es y ha sido la fuente de tantos delirios catastróficos para la humanidad”, para pasar del discurso y la teoría a la práctica: aprovechando que su Elvira Lindo está en España, unos días, y él en Nueva York, debe encargarse, y lo hace, de la casa y sus tareas rutinarias: cocinar unas lentejas, hacer la cama, ordenar las habitaciones, guardar cola en la pescadería..., que cuando está su mujer se reparten y, entre tarea y tarea, le da tiempo a escribir algunas de la mejores novelas y libros de los últimos tiempos. Un ejemplo del maestro a seguir.

(1)
Cortar la leña, acarrear el agua | Antonio Muñoz Molina
xn--antoniomuozmolina-nxb.es

2 comentarios:

Costurera del Palacio de los cuentos dijo...

Son las tareas del dia a dia.

Anónimo dijo...

Costurera del palacio de los cuentos... el día que todos hagan/mos las tareas del día a día seremos mucho más felices y, además, habremos acabado con la crisis que tantos sueños nos quita.
¡Pero debe ser tan difícil!

Y felicidad es lo que os deeo.