jueves, 22 de marzo de 2012

LAS OLVIDADAS de Ángeles Caso






VENTANA 31

Dediqué un breve, hace días, al magnífico artículo de Ángeles Caso en EL PAÍS sobre las mujeres olvidadas a lo largo de la historia y me he animado a leer su ensayo sobre el tema que subtitula como “una historia de mujeres creadoras” comenzando con la monja abadesa del siglo XII, Hildegarda de Bingen: mujer sabia, visionaria, escritora, médica, compositora, culta y rebelde, y me han llamado la atención, por no decir toda la obra, dos párrafos, nunca olvidados, que tanto han marcado nuestra historia de hombres y mujeres.

El primero de San Pablo: “El varón no debe cubrirse la cabeza, dice el apóstol en una de sus cartas a los Corintios, porque él es imagen y gloria de Dios; mas la mujer es la gloria del varón, pues no procede el varón de la mujer, sino la mujer del varón; ni fue creado el varón para la mujer, sino la mujer para el varón”. El mito de la creación tal y como se narra en el Génesis sirve de fundamento teológico para la subordinación de la mujer y su inferioridad respecto del hombre.
El segundo de San Agustín: “Por el bien del orden, es necesario en la familia humana que sean los más sabios quienes gobiernen. Y por esta clase de sujeción está la mujer de modo natural sometida al hombre, porque en el hombre predominan el discernimiento”.

Con estos mimbres se ha recreado y tejido hasta nuestros días la lamentable sumisión, desigualdad e injusticia que han tenido que sufrir las mujeres, y en el mundo cristiano desoyendo la voz y los hechos del Maestro, Jesús de Nazaret, que tuvo a mujeres entre sus discípulos y anunció a una de ellas el hecho más importante del Cristianismo: su propia resurrección.

Recorrer la historia solo a través de las frases tremendas e injustas, además de injuriosas, que se han vertido sobre la mujer es ya un buen ejercicio mental para desprenderse de todo lo que ha caído de la forma más ignominiosa sobre la mujer, nuestras mujeres, porque un poco (1) nuestras son la madre, la esposa, las hijas, las hermanas, las amigas y todas las mujeres restantes, porque de una o de otra forma son hermanas, de la misma especie y dignidad. Lo contrario no se sostiene y es fruto de una injusticia además de una buena dosis de misoginia y machismo repelentes.

Haremos nuestras las palabras de otra gran olvidada, Cristina de Pisan, a la que Ángeles Caso dedica el segundo capítulo de esta extraordinaria historia de mujeres creadoras: “Te aseguro que todo hombre que disfrute hablando mal de las mujeres tiene una alma abyecta, pues actúa contra Razón y contra Naturaleza... La excelencia o la inferioridad de los seres no residen en sus cuerpos según el sexo, sino en la perfección de sus conductas y virtudes”. Queda dicho.

Cuadros de Sofonisba Anguissola y Artemisa Gentileschi

(1) Digo un poco nuestras, porque he seguido siempre a pies juntillas la canción de Agustín García Calvo: Libre te quiero, ni de Dios, ni de nadie, ni tuya siquiera.

3 comentarios:

El pastor de... dijo...

El primer señor – San Pablo digo – que parece que era un poco chistoso, no se le ocurrió mejor idea que dirigir una carta a los corintios ¿o fue a los ingenuos? En los términos que, parece, fue. Pero nadie se dio cuenta que era el 28 de diciembre. La gente le tomó en serio y, al cabo de los siglos, ahí sigue la broma.

En cuanto a San Agustín – que dicen era sabio – pues, indudablemente, las mujeres de su entorno no eran sabias. Entonces el hombre, que no viajaba mucho, pues pensó que lo mejor era que él - hombre- dirigiera la economía familiar. ¿Lógico no? Pues ya está, esto es lo que pasó, porque si no fue así, decidme ¿que puedo pensar de los dos?

Entonces, a discernir los/as mejores, pero sobre todo, por el bien de los hijos, a seguir pariendo las mujeres, como viene ocurriendo vamos. Porque, hasta ahora, la mujer y el hombre, proceden de la mujer. ¿En aquel tiempo no fue así? ¡Vaya lío!

Un abrazo.

PD. Y nunca lo olvidemos: “el hombre creó a dios a imagen y semejanza suya”. Punto final.

ÁNGEL DE CASTRO GUTIÉRREZ dijo...

Después de tanto creer y pensar... he llegado a creer y pensar, como tantos otros, en tu
PD: “el hombre creó a dios a imagen y semejanza suya”, pero no seré yo quien ponga punto final, sino punto y seguido para que siga el pensamiento libre, crítico y creativo.
Un abrazo, amigo.

Gloria Rivas dijo...

Estos Pablito y Tinín, ya me caían a mí un poco gordos..!
Bueno, pues leeremos el libro. En Semana Santa. Procesionando.
Saluditos, pastor.