sábado, 17 de marzo de 2012

LARGA TARDE DE VERSOS Y VINOS

No estuvo nada mal la larga tarde del jueves: Primero impartiendo dos minitalleres de escritura creativa en la Facultad de Ciencias de la Educación desde las 5 hasta las ocho y media. Y después de vinos entre amigos. Pero vayamos por partes:

La primera sesión fue con un grupo de alumnos, alrededor de 40, de la Universidad de la Experiencia, y el taller salió redondo, casi-casi perfecto por la alta motivación, participación muy activa y una atención exquisita. Seguían todas las pautas como alumnos que quieren experimentar y meter los dedos allí donde la curiosidad les manda y obedientes a la imaginación que ordena si te pones en sus manos. Un público entregado, gente adulta, andarán casi todos en las década de los 50 y 60, buena edad que responde bien a las exigencias de la responsabilidad, el ascenso a los últimos peldaños de la madurez, el deseo de saber más y mejor, desaprender mucho de lo torcido y nada correcto y aprender cosas nuevas, pasadas por la criba de la libertad y la experiencia, etc. etc. etc.

La segunda sesión, de siete a ocho y media, a alumnos demasiado cansados, en su mayoría, futuros Educadores Sociales, decían algunas que solo querían escuchar y que no les hiciera trabajar, en vista de lo cual les ofrecí dos opciones, repetir con ellos la sesión anterior o mostrarles algunas experiencias de animación comunitaria entre los distintos colectivos de diferentes municipios de la provincia de Valladolid. A mano alzada venció la segunda opción, pero o no di con el tono adecuado que respondiera a sus expectativas, si es que tenían algunas a esas horas desmayadas de la tarde, o a ellos les resultó difícil entrar en una materia tan poco árida como la de dejar la mano libre sobre el papel en blanco para expresar cuanto ordenan la mente y la imaginación a punto o no tuve buena tarde en lenguaje taurino…, y le das vueltas y vueltas, porque la misma sesión salió perfecta anteriormente y de igual forma años anteriores con alumnos de la misma especialidad. ¡La vida!

Pero rematamos la tarde, maravillosamente bien, yéndonos de tapas por la zonas del mejor Valladolid, aprovechando la oferta de los jueves de dos euros: pincho y vino. Y nos tomamos algunos: Xoan, el profe y amigo que me había invitado a ocupar sus clases esa tarde, Esther y Güito, estupendos amigos de Xoan y míos. Tan bien nos encontramos que quedamos en repetir la misma canción algún jueves más. Y no digo que no, porque la oferta es apetecible y la multitud de bares intenta, y lo logra, dar gusto a los paladares más exigentes, pero sobre todo porque con esta gente se puede ir a cualquier sitio. ¡Buena gente, gente amiga!

Una extraordinaria tarde en su conjunto y que se salió un pelín de madre, dentro de lo políticamente correcto, y de lo cotidiano.

1 comentario:

Hutch dijo...

Mi amigo Xoán es un peligro en los correrías nocturnas, je,je,je... Saludos.