sábado, 11 de febrero de 2012

ALGO HUELE MAL



Digan lo que digan las sentencias, que aunque deban acatarse en un estado de derecho, no entiendo por qué deben ser respetadas, cuando debe estar bien claro que el respeto es para las personas, y las ideas, opiniones y sentencias de sabios, profetas, jueces y ciudadanos de a caballo o de a pie están ahí sobre la mesa y la palestra para ser enjuiciadas, debatidas, criticadas. No sacralicemos lo que nunca debió sacralizarse. Y menos jugar a la hipocresía. Cuando las sentencias favorecen nuestros intereses y están a favor del viento de nuestra ideología brindamos, no tenemos el rubor de manifestar que ese es un gran día y muy alegre para la justicia,Esperanza dixit, mientras que cuando no están acordes con nuestro pensamiento y sano proceder y pensar conforme al sentido común nos creemos con todo derecho a decir que respetamos y acatamos, o acaso no tanto, y en cualquier caso colocamos a los jueces al final de la cola con la puntuación más baja, al lado de los políticos y la Iglesia.

Me ha llamado la atención un largo artículo en EL PAÍS, de Mercedes Gallizo Llamas, que fuera directora general de Instituciones Penitenciarias cuando se produjeron las escuchas del caso Gürtel, y de forma especial estos párrafos bien elocuentes:

“Se están santificando las reglas de un juego repugnante: el de la utilización de los principios del Estado de derecho para blindar hasta el infinito la cobertura legal de la delincuencia organizada de altos vuelos.
Cuando un imputado recibe en prisión la visita diaria de una corte de abogados de minutas millonarias, la mayor parte de los cuales no están personados en ninguna de sus causas, sin limitación de tiempo, sin control de sus actividades reales, hay quien quiere pensar que está asesorándose para su mejor defensa. Algunos no lo creen y deciden investigar. No hay mucha gente que se atreva a hacerlo. Casi nadie. A partir de hoy, mucho menos.
Un Estado implacable con los débiles y débil con los poderosos pervierte el sentido de la justicia, del derecho y de las leyes. Alguien debería pensar sobre esto”.

Somos muchos, a tenor de las encuestas que están saliendo en los medios, los que pensamos que algo huele a podrido y no solo en Dinamarca. Nos da mucho tufo al saber, hasta ahora, que el único culpable y castigado del caso Gürtel sea el juez Garzón, mientras brindarán con champán los verdaderos culpables y así el director de la tesis de Camps aprovecha el día de la celebración para denigrar e insultar más al juez a quien llama así: “El sinvergüenza y el delincuente es Garzón”. Y nos preguntamos ¿No estaba avalado por juez Pedreira y la Fiscalía? ¿También prevaricaron?

“Acato la sentencia, escribe Ignacio Escolar, la respeto y bla, bla, bla. Pero cuando el Supremo se pregunte qué pasa para que las instituciones tengan en España esta pésima valoración, que recuerden el 9 de febrero de 2012. Ayer, algo muy frágil se rompió”.

Una tercera cita, de Antoni Puigverd, periodista de LA VANGUARDIA: “Desconociendo por completo los secretos del mundillo judicial, tan ensimismado y laberíntico, esa es la impresión que suscita la primera condena a Garzón: sus enemigos no quieren machacarlo con grosería, sino con astucia. La condena contiene una rimbombante apología del derecho a la defensa, mientras describe al condenado como indiferente a los derechos democráticos”, y aclaran de forma más rimbombante aún, por si no quedaba claro, que se trata de un acto arbitrario, equiparable nada menos que a "prácticas de regímenes totalitarios".

Pues vale, y lo dicho: algo huele a podrido y no solo en Dinamarca. Quizá, por eso mismo, Manuel Rivas,comience su columna hoy así: "Garzón es ya el primer desaparecido de la nueva Contrarreforma".

Y la última, de Iñaqui Gabilondo, en su comentario habitual que titula: Los cazadores ya tienen su trofeo, comienza diciendo que la sentencia debe ser acatada, pero puede ser criticada y debe ser criticada. Eso mismo comenzaba diciendo un humilde servidor. Los blogs está que arden, desde luego, a favor y en contra del Tribunal, a favor y en contra de garzón.

Tú mismo.

4 comentarios:

mjesusprivil dijo...

Gracias Ángel. No se puede decir mejor. Claro y con invitación a la reflexión. Extraordinario.

Por mi parte, yo sólo veo que nos está comiendo la ignominia.

Y no pasa nada, porque hay demasiado miedo, entre otras cosas.

Gloria Rivas dijo...

Acabo de llegar de Salamanca y lo primero que hago es abrir esta pizarra porque estaba esperando tus palabras.
Voy a compartirlo en facebook. No son tiempos de quedarnos callados mirando.

El pastor de... dijo...

¿Acaso tengo yo que decir, que cuando la mofeta levanta la cola y abre el tarro de sus esencias me huele a rosas? ¡No! Ni acato, ni respeto. Otra cosa es que de lo mismo lo que yo piense o diga.

“Algo huele mal” ¡Pues claro! al despojarse de la capa negra que cubría sus putrefactas y aviesas intenciones aquellos siete jinetes del Apocalipsis, se desparramó el hedor por todo el planeta.

El juez aquel, que tan dignamente -decían en otro momento- actuó metiendo en la cárcel a los rojos; el que más persiguió el narcotráfico; el que no dudó a la hora de despertar de su dulce sueño a los etarras; el que persiguió granujas, dictadores y delincuentes por todo el mundo; tuvo la osadía de encontrar indicios de culpabilidad en los “enviados del señor y de S.E. por la gracia de dios”. Y hasta tuvo el atrevimiento de encarcelar a una parte de los invitados a la boda más grandiosa de todos los tiempos… ¿Qué por qué digo esto? ¡Pues por la categoría de los asistentes e invitados...! ¿Por qué habría de ser si no?

Si el juez Garzón hubiera visto un poco más la TV, se habría encontrado con un enviado del señor que, cuando la “justicia” terrenal le declaró - porque así tenía que ser - NO CUPABLE, este iluminado guiñó, mirando al cielo, el ojo derecho a su dios. Si el juez Garzón lo hubiera visto, estoy seguro que habría retirado sus cargos contra los que es imposible hacer justicia. Estos hombres están designados, repito, por dios, para propagar su doctrina y salvar a la patria y al mundo del yugo de… ¿de qué yugo? ¡Sí de ese! de ese yugo que usted ha pensado.

Con mucha tristeza pero, hoy también, un abrazo.

Anónimo dijo...

Pero vamos a ver, lo que ha hecho el juez Garzon es ilegal, nos guste o no. Y sabiendo que lo era, lo ha hecho. Por tanto, ¿a qué rasgarse las vestiduras porque nos caiga bien el juez?
Por otra parte, lo peor de Garzón no es este juicio, sino los dos que tiene pendientes, en los que se considerarán varias actuaciones suyas absolutamente deleznables -y mucho más en un juez- a través de las cuales ha conseguido ilegalmente pingües beneficios, tanto en España como en America (leed la prensa de varios paises sudamericanos al respecto)
Cierto que Garzón fue un adelantado en la lucha contra el terrorismo. Pero una cosa no quita la otra. Al revés, es especialmente penoso lo que ha hecho en los últimos años (eso si, mientras seguía cobrando de su juzgado sin casi aparecer por allí)