martes, 14 de febrero de 2012

THE ARTIST




¿Quién iba a decir, que una película muda y en blanco y negro, a estas alturas de la modernidad, sea una extraordinaria película y que haya arrasado en Cannes, San Sebastián, Sevilla y en Berlín?

Hay mucho arte, no poco humor, mucha tragedia, buena dosis de comedia y dos protagonistas que lo bordan. Y muchos mensajes: que el silencio es elocuente cuando se le trabaja bien, que el suicidio es una salida falsa y que si te esperas unos minutos encontrarás muchas salidas y no pocos caminos, que quien resiste con inteligencia, paciencia, trabajo y fe en lo que hace, como este director, hay un productor que responde y sabe valorar lo que está llamado a ser un éxito e implicarse, que quien es generoso con la vida y los otros suele recibir la recompensa aquí y ahora y que el amor sigue haciendo milagros capaces de resucitar a quien no encuentra salidas en la profesión y a quien está dispuesto a salirse por la puerta falsa del suicidio.

La película cuenta, en el Hollywood de 1927, el triunfo y el ocaso de George Valentin, una estrella del cine mudo, al que la vida le sonríe, pero que no es capaz de adaptarse a los nuevos tiempos del sonoro. Una joven, Peppy Miller, interpretada por Bérénice Béjo, acude en su ayuda. Y así se entrelazarán los destinos dando como resultado una bella y sencilla historia de amor.

Cuando le preguntan a su director, Michel Hazanavicius, por qué se aventuró con el cine mudo, contesta:

"Me gusta sorprenderme a mí mismo. Mi forma de trabajar está basada en el deseo de hacer una determinada película. Quería hacer una película muda porque los grandes directores míticos a los que más admiro, Hitchcock, Fritz Lang, John Ford, Lubitsch o Billy Wilder, procedían del cine mudo". Y escogió el melodrama, convencido de que es el género que mejor soporta el paso del tiempo, ideal para contar una sencilla historia de amor, que no fuera demasiado fácil ni tampoco complicada, que fuera divertida y, sobre todo, dirigida a un público normal, queriendo respetar en todo momento las películas que él amaba. "Esa ha sido para mí la parte más complicada, hacer un filme popular. Tenía miedo de hacer una historia demasiado infantil, que la gente la encontrara ridícula".

“The artist, ha dicho el crítico de cine, Carlos Boyero, navega de forma majestuosa y divertida por los silencios, esos silencios tan difíciles de encontrar hoy en el cine y también en la vida. El título de la reseña crítica es significativo: El último creyente en el poder del cine sin palabras”.

La recomiendo al cien por cien.

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